
PARASHÁ 28 Metsorá
Levítico 14:1- 15:33
Significa “EL que tiene TSARÁAT”.
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El Todo Poderoso ha puesto su morada entre los hijos de Israel. Su presencia santa requiere de ellos que vivan una vida santa. El santuario terrenal puede ser contaminado por medio de las impurezas rituales de los hijos de Israel, y para evitarlo, ellos necesitan conocer todas las normas acerca de lo que produce impureza y cómo ser libres de ellas. Por esta razón, en los capítulos 11 hasta 15 de Levítico, la Torá (Pentateuco) va desarrollando una enseñanza profunda en cuanto a la impureza ritual.
El capítulo 11 habla de la prohibición de comer animales impuros. El tipo de impureza que es producida por medio de eso no puede ser eliminado por medio de ritos de purificación y es más grave que el resto. Al tocar los cadáveres de los animales impuros se produce la impureza ritual en los hombres, pero esta impureza puede ser eliminada por medio de actos de purificación. El capítulo 12 habla de la impureza producida en la mujer por un parto. El capítulo 13 habla de la impureza producida por la plaga de traráat, traducida como “lepra”. En el capítulo 14 se habla de la purificación de tsaráat en una persona y cómo tratar con esta plaga en una casa. En el capítulo 15 se encuentra la enseñanza de la impureza ritual producida por flujos que vienen de los aparatos reproductores del hombre y de la mujer.
Todas estas instrucciones han sido dadas con el fin de evitar que el tabernáculo sea contaminado y el pueblo dañado por la presencia divina que está en medio de ellos, tanto en el desierto como luego en la tierra prometida. Las reglas en cuanto a la impureza ritual tienen que ver con la santidad en relación con la presencia física de El Todo Poderoso dentro el pueblo de Israel, en el tabernáculo y en el templo. Algunas de estas reglas son aplicables solamente cuando hay un santuario, como por ejemplo las que requieren sacrificios. Pero otras de estas reglas son aplicables aún en la ausencia del santuario, como las del kashrut y de nidá. Mientras que no tenemos templo, no podemos guardar las leyes que tienen que ver con los sacrificios, pero sí podemos guardar las reglas de no comer animales inmundos y la purificación de nuestros cuerpos por medio de una mikvé. El pueblo judío sigue guardando las instrucciones en cuanto a la pureza ritual que son aplicables sin el santuario, porque sigue siendo un pueblo santo.
Las reglas de tsaráat sólo son aplicables dentro de la tierra de Israel cuando hay templo, así que no aplicarán hasta que el tercer templo sea construido, y según los profetas, lo será muy pronto.
En la Parashá pasada vimos como el Talmud menciona que el nombre del Mesías es “el estudioso leproso”. Por lo tanto las leyes de la purificación de tsaráat están íntimamente relacionadas con él, y más concretamente con su muerte y resurrección, como veremos a continuación.
PRIMERA Aliyá, 14:1-12
14:2 “Esta será la ley del leproso en los días de su purificación. Será llevado al sacerdote”
Según mi conocimiento, antes de venir Yeshúa (Jesús) no había habido ningún caso de tsaráat en la historia de Israel, que haya podido cumplir este mandamiento de la Torá en cuanto a mostrarse ante el sacerdote y presentar la ofrenda después de haber sido sanado, excepto el caso de Miryam, la hermana de Moshé. Ella fue golpeada con esta plaga y seguramente cumplió con este mandamiento, conferenciar. números 12. Naamán, el siervo sirio, fue limpiado de su tsaráat cuando se sumergió en el río Yardén por mandato del profeta Elishá. Pero como él no era israelita, no fue aplicado sobre él el mandamiento de ir al sacerdote y presentar ofrendas. ¿Entonces por qué la Torá ha dado estas instrucciones, si no han sido necesarias a lo largo de la historia de Israel? Como una respuesta a esta inquietud surgió la idea de que cuando venga el Mesías, una de las cosas que él hará es limpiar a los hombres de la tsaráat. Esa será una de las señales del verdadero Mashíaj. Por esto está escrito en Lucas 7:18-23: “Entonces los discípulos de Yojanán le informaron de todas estas cosas. Y llamando Yojanán a dos de sus discípulos, los envió al Señor, diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro? Cuando los hombres llegaron a él, dijeron: Yojanán HaMatbil nos ha enviado a ti, diciendo: “¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?” En esa misma hora curó a muchos de enfermedades y aflicciones, y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo él, les dijo: Id y contad a Yojanán lo que habéis visto y oído: los CIEGOS RECIBEN LA VISTA, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los POBRES SE LES ANUNCIA LA BUENA NUEVA. Y dichoso es el que no se escandaliza de mí.”
La expresión “el que viene” es una expresión mesiánica. El Mesías es “el que viene”, en hebreo “habá”. La respuesta que Yeshúa da a los discípulos de Yojanán nos enseña que el hecho de que los “leprosos” son limpiados es una de las señales que el pueblo esperaba para saber quién era el verdadero Mesías, conferenciar. Isaías 29:18; 35:5-6.
Isaías 29:18 "En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. 29:19 Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel."
Isaías 35:5 "Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 35:6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo;(B) porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad."
Está escrito en Mateo 8:3-4: “Y extendiendo la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra. Entonces Yeshúa le dice: Mira, no se lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moshé, para que les sirva de testimonio a ellos.”
¿Cuál fue el testimonio que los sacerdotes iban a recibir? El testimonio de que el Mesías ya había venido. Por medio de este milagro, todos los sacerdotes en el templo podrían saber que el Mesías ya estaba presente. Seguramente esta es una de las razones por las que muchos de los sacerdotes luego creyeron en Yeshúa, como está escrito en Hechos 6:7: “Y la palabra de Elohim crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Yerushalayim, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.”
14:3 “y el sacerdote saldrá fuera del campamento. El sacerdote lo examinará, y si la afección ha sido sanada en el leproso”
Aquí vemos que aparece la palabra “sanado” en relación con la plaga de tsaráat. Como hemos dicho antes, las Escrituras hablan más de ser limpiado de esta plaga que de ser sanado. Pero este texto nos enseña que es obvio que hace falta un acto de sanidad para que una persona pueda ser limpiada de esta plaga.
14:4 “el sacerdote mandará tomar dos avecillas vivas y limpias, madera de cedro, lana carmesí e hisopo para el que ha de ser purificado.”
Los rabinos reconocen que no conocen a fondo el significado del por qué se usan estos ingredientes para la purificación del metsorá. Rashí y el Midrash asocian las aves con las palabras sueltas de lashón hará que el metsorá habló para traer sobre sí la plaga de tsaráat. También asocian el cedro con la soberbia y el hisopo con la humildad. Como la soberbia es una de las razones por las que vino esta plaga sobre el hombre, ahora tendrá que ser purificado por medio de dos elementos que hablan de la soberbia y la humildad.
Por otro lado las Escrituras nos enseñan que las aves representan al hombre. Una de estas dos aves morirá y la otra será soltada libre. Esto puede representar dos cosas. En primer lugar representa al que tenía la plaga de tsaráat y que estaba como muerto, sin poder tener relación con nadie, expulsado fuera del campamento de Israel. Así el ave que tiene que morir, simboliza la muerte del metsorá. El ave viva que es soltada representa al metsorá que ahora es liberado de esta plaga mortal que le ataba.
En segundo lugar, y ante todo, las dos aves representan al Mesías, y específicamente su muerte y resurrección. El ave que muere anuncia la muerte del Mesías y el ave que es soltada anuncia la resurrección del Mesías. Todo el proceso de purificación de tsaráat está relacionado con el Mesías. Por eso podemos encontrar en este contexto también un trozo de madera que indica que la muerte del Mesías tiene que ocurrir sobre un madero. Como aquí se usa madera de cedro, es posible que el palo horizontal, donde fue colgado Yeshúa, haya sido de cedro.
En Números 19 el cedro, el hisopo y la lana carmesí también están mencionados como medios de purificación por medio de las ascuas de la vaca roja, como está escrito en el versículo 6: “Y el sacerdote tomará madera de cedro, e hisopo y lana carmesí, y los echará en medio del fuego en que arde la novilla.”
El cedro es uno de árboles más altos. La madera de cedro fue la madera más cara y apreciada, conferenciar. 2 Samuel 7:2, 7; 1 Reyes 6:9, 18.La lana carmesí simboliza la sangre y el ministerio sacerdotal. La lana viene de la oveja y fue teñida en un color rojo. Esto nos habla también de la muerte del Mesías. El Mesías está representado por “el hilo rojo” que atraviesa toda la Escritura, conferenciar. Josué 2:18, 21. “He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.”
Mientras que el cedro es uno de los árboles más altos, el hisopo es una de las plantas más bajas. Por esta razón el rey Shlomo toma estas dos plantas como dos extremos, como está escrito en 1 Reyes 4:33a: “Disertó sobre los árboles, desde el cedro que está en el Levanón hasta el hisopo que crece en la pared.”
Una parte del hisopo se parece al algodón, y fue usado para absorber líquidos. Con el hisopo pudieron pintar los dos postes y el dintel en las casas en Egipto y también salpicar agua y sangre sobre el pueblo en el desierto, conferenciar. Éxodo 12:22; Hebreos 9:19. El hisopo es mencionado por primera vez en relación con la redención de Egipto por medio de la sangre del cordero. También está incluido en la ceremonia de la purificación por medio de las aguas purificadoras producidas por medio de las ascuas de la vaca roja, como está escrito en Números 19:18: “y una persona limpia tomará hisopo y lo mojará en el agua, y lo rociará sobre la tienda y sobre todos los muebles, y sobre las personas que estuvieron allí y sobre aquel que tocó el hueso, o al muerto, o al que moría por causas naturales, o la tumba.”
Está escrito en el Salmo 51:7: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.”
No cabe duda de que la purificación de la plaga de tsaráat es la base de la oración del rey David en este Salmo. Después de su pecado con la mujer de Urías, él pide ser purificado con hisopo, para así ser libre de la “lepra” del pecado. Ser más blanco que la nieve implica tener un estado de pureza superior al que tiene un hombre que está cubierto enteramente con la plaga de tsaráat de manera que se ha vuelto totalmente blanco, como está escrito en
Levítico 13:13: “entonces el sacerdote mirará, y he aquí, si la lepra ha cubierto todo su cuerpo, declarará limpio al que tenía la afección; se ha vuelto toda blanca y él es limpio.”
Está escrito en Juan 19:29: “Había allí una vasija llena de vinagre; colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca.”
Es muy significativo que el hisopo vuelve a la escena de las Escrituras en relación con la muerte de Yeshúa. Esto nos enseña que la muerte del Mesías está relacionada con el acto de purificación de la tsaráat.
14:5 “después el sacerdote mandará degollar una de las avecillas en una vasija de barro sobre agua corriente.”
La vasija de barro representa al cuerpo humano, que fue sacado de la tierra, conferenciar. 2 Corintios 4:7. El agua corriente puede representar la Torá o el Espíritu del Altísimo. El agua también podría simbolizar la muerte, conferenciar. 2 Samuel 14:14; Juan 19:34.
14:6 “En cuanto a la avecilla viva, la tomará junto con la madera de cedro, el cordón escarlata y el hisopo, y los mojará junto con la avecilla viva en la sangre del ave muerta sobre el agua corriente.”
La avecilla viva que está juntada con madera de cedro representa al Mesías que fue colgado sobre madera para así limpiar al hombre de la lepra del pecado. La avecilla viva es sumergida en la sangre del ave muerta. Esto representa el momento de la muerte de Yeshúa. El ave viva no es dejada en la sangre en el agua hasta que muera, sino es sacada de allí. Esto simboliza la muerte y resurrección del Mesías.
Las dos aves también podrían representar las dos inclinaciones dentro del hombre, el Yetser hará y el Yetser hatov, la mala inclinación y la buena inclinación. La primera de estas tiene que morir y la otra podrá vivir. Esto también es un resultado de la obra redentora del Mesías Yeshúa.
14:7 “después rociará siete veces al que ha de ser purificado de la lepra, lo declarará limpio, y soltará al ave viva en campo abierto.”
El ave soltada simboliza la libertad del que es purificado y también de la vida de resurrección del hombre cuando finalmente será liberado del pecado y de la muerte. Esto también es un resultado de la muerte y resurrección del Mesías Yeshúa.
14:10 “En el octavo día tomará dos corderos sin defecto, una cordera de un año sin defecto, tres décimas de una efá de flor de harina mezclada con aceite como ofrenda de cereal y un log de aceite”
La purificación finalmente se llevó a cabo en el octavo día. El octavo día anuncia dos cosas: el día de la resurrección del Mesías, (el día después de una semana entera), que es la base para la liberación del hombre que ha sido infectado con la lepra del pecado. El octavo día también habla del octavo milenio después de Adam, cuando todos los hombres sobrevivientes, que no participaron de la primera resurrección, finalmente serán liberados del pecado. Durante el milenio estarán presentes los que sobrevivieron la última guerra contra Yerushalayim, conferenciar. Zacarías 14; Revelación 19. Durante el reinado mesiánico habrá dos clases de hombres, los redimidos y los sobrevivientes. Los que antes habían puesto su fe en el Mesías Yeshúa serán resucitados y/o transformados para obtener cuerpos glorificados. Ellos son los redimidos. Ellos participarán de la primera resurrección.
Sin embargo, no todos los hombres serán transformados con la segunda venida del Mesías. Los que no son matados durante el resplandor de su venida, tendrán sus cuerpos mortales y vivirán en paz bajo el reinado mesiánico. Ellos son los sobrevivientes. Estos hombres mortales tendrán la oportunidad de pasar al siglo siguiente, en el octavo milenio después de Adam, pero bajo otras condiciones que los redimidos que participaron de la primera resurrección. Ellos también serán liberados del pecado, que todavía tenían durante el reino mesiánico, porque está escrito en
2 Pedro 3:13: “Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia.”
En esos nuevos cielo y nueva tierra, que vendrán después del reino milenial mesiánico, sólo morará la justicia. Así que el pecado habrá sido totalmente eliminado. El octavo milenio después de Adam, es decir, en la era que vendrá después del reinado mesiánico, no habrá pecado, y la lepra del pecado del hombre será finalmente eliminada. Esto también es un resultado de la muerte y resurrección del Mesías Yeshúa.
Vayikrá/ Levítico
28 Parasha Metsorá
1 ° Aliyá

"Levítico 12:1 – 15:33"

