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PARASHÁ 28  Metsorá

Levítico 14:1- 15:33

Significa “EL que tiene TSARÁAT”.

 

Sexta Aliyá, 15:16-28

 

15:16 “y si un hombre tiene emisión de semen, bañará todo su cuerpo en agua y quedará impuro hasta el atardecer.”

 

Los versículos 2-15 tratan del caso de un hombre zav, que es impuro por el flujo que sale desde su miembro viril, sin que tenga emisión de semen. A partir del versículo 16 la Torá da instrucciones acerca del que tiene emisión seminal. La emisión de semen produce un estado de tamé en el hombre, pero en un nivel inferior al del zav. La Torá dice que el hombre que tiene emisión de semen tendrá que “bañar” todo su cuerpo en agua para poder ser purificado a la caída del sol. La palabra hebrea que ha sido traducida como “bañará” es “rajats”, que significa “lavar”, “bañar”, “limpiar”,  “hacer  abluciones”,  “purificar  con agua”, cf. 2 Reyes 5:10, 14.

 

Ahora, si él usa cualquier agua para lavarse, no será purificado, puesto que el agua quedaría impura al tocar al que es tamé. Hemos visto en Levítico 11:36 que la única agua que no puede volverse impura es la que está en una mikvé compuesta por una fuente natural y un hoyo. Por lo tanto, la única agua que sirve para lavarse de la impureza es el agua de una mikvé con esas características. Muchos ríos y lagos son aptos para la purificación, conferenciar Juan 3:22-23 “Después de esto, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados. Porque Juan no había sido aún encarcelado.(B) Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación.

Este versículo dice que todo el cuerpo, literalmente “toda su carne”, tiene que ser bañado en el agua. Levítico 11:32 enseña que los objetos que son introducidos  en el agua de una mikvé son purificados. De esto deducimos que es necesario que el que se purifique se sumerja en el agua. Además tiene que estar sin ropa y sin objetos que obstruyan el contacto directo con el agua, con otras palabras, tiene que estar totalmente desnudo para que su purificación sea válida.

De este versículo también deducimos que el tamaño de la mikvé tiene que ser suficientemente grande como para que un hombre pueda introducir todo su cuerpo en ella. El Talmud afirma que tiene que ser de 40 seá, lo cual corresponde a unos 700 litros (unos 25 pies cúbicos).

 

15:18 “Si  un hombre  se acuesta con  una mujer y hay emisión de semen, ambos se bañarán en agua y quedarán impuros hasta el atardecer.”

 

El único lugar donde el semen no causa impureza es dentro de la mujer, puesto que sólo causa impureza ritual cuando toca las partes exteriores de un cuerpo. Así que la mujer no queda impura por su contacto con el semen. Antes fue dicho que el hombre que emite semen queda impuro por ello, pero ¿por qué la mujer queda impura por tener una relación con su marido? Rashí dice que es por un decreto del Soberano. Con otras palabras, no hay una explicación lógica por la que una mujer quede impura por tener una relación cuando haya emisión de semen en su interior.

Después de tres días el semen ya no tiene la capacidad para procrear y ha muerto. Por lo tanto no produce impureza a partir del cuarto día.

 

El estado de tamé, impureza ritual, es producido en el hombre por tener algún tipo de contacto con la muerte. El cuerpo humano es la fuente principal de impureza ritual. Por lo tanto, la relación sexual tiene que ver con la muerte, puesto que millones de espermatozoides mueren sin producir vida humana. El mismo pensamiento está detrás de la menstruación de la mujer. Por no haberse quedado embarazada, ese óvulo que era un niño en potencia, es expulsado sin que se haya formado una vida nueva. Esto es, en cierto modo, un contacto con la muerte y por esto produce impureza ritual en la mujer.

Las enfermedades que afectan el sistema reproductor en el hombre y en la mujer producen impureza ritual, porque atentan contra la procreación de la vida humana.

El Elohim de Israel es el Elohim vivo y el Elohim de los vivos. Por eso es necesario eliminar todo contacto con la muerte en relación con el culto a él.

 

15:19 “Cuando una mujer tenga flujo, si el flujo en su cuerpo es sangre, ella permanecerá en su estado impureza menstrual por siete días; y cualquiera que la toque quedará impuro hasta el atardecer.”

 

En los versículos 19-24 se encuentran las instrucciones en cuanto a la mujer durante su estado de separación mensual, en hebreo “nidá”. Este versículo dice que el tiempo de nidá es de siete días.

El primer día es contado cuando ella empieza a manchar con sangre. Independientemente de la hora del día cuando esto ocurra, ese día se cuenta como el primer día, incluso si sólo quedaran unos minutos hasta la caída del sol y la aparición de las primeras tres estrellas. Luego ella va contando los días hasta llegar al final del séptimo día, poco antes de la caída del sol. Entonces ella se sumerge en una mikvé para purificarse y, a la caída del sol, queda ritualmente purificada y podrá unirse con su marido de nuevo durante la noche del octavo día. Además de esto, los rabinos han hecho una cerca de protección alrededor de este mandamiento y añadido siete días después del último día de flujo.

En la Mishná está escrito que la escuela de Hilel enseña que la mujer no necesita hacer un baño ritual al final de los días de su purificación para quedarse pura. Por el contrario, la escuela de Shamai afirma que sí es necesario. El judaísmo actual sigue la halajá de Shamai en este caso.

La persona que tocaba una mujer nidá queda ritualmente impura y no podría entrar en el templo ni comer de las cosas consagradas o de los sacrificios durante ese día.

Salmo 24:3-4: “¿Quién  subirá al monte  de YHWH? ¿Y quién podrá estar en su lugar santo? El de manos limpias y corazón puro; el que no ha alzado su alma a la falsedad, ni jurado con engaño.”

 

Este ritual representa lo siguiente: No se puede venir ante la presencia de YHWH con manos contaminadas. La palabra hebrea que ha sido traducida como “limpias” es “nakí” que significa “puro”,  “inocente”,  “sin culpa”, “libre”.  En primer lugar se trata de tener las manos limpias de hechos que hayan producido  impureza moral,  violencia,  robo,  fornicación. Se debían tener las manos ser ritualmente puras para poder ser presentadas ante YHWH, e incluso al haber sido lavadas en agua, estaban limpias higiénicamente.

 

Hebreos 10:22: “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.”

 

Es una buena regla que los hombres nunca toquen a las mujeres, excepto sus esposas, sus hijas y sus madres. Es sabio evitar el tacto entre hombres y mujeres, como está escrito en 1 Corintios 7:1: “En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno es para el hombre no tocar mujer.”

 

15:21 “Cualquiera que toque su cama lavará su ropa, se bañará en agua y quedará impuro hasta el atardecer.”

 

La cama y las sillas donde se sienta la mujer nidá transmiten más impureza que la misma mujer, pues necesitaba además de pasar por mikvé, también sumergir su ropa.

 

15:24 “y si un hombre se acuesta con ella y su impureza menstrual lo mancha, quedará impuro por siete días, y toda cama sobre la que él se acueste quedará impura.”

 

Levítico 18:19: “Y no te acercarás a una mujer para descubrir su desnudez durante su impureza menstrual (nidá).”

 

Levítico 20:18: “Si alguno se acuesta con mujer menstruosa y descubre su desnudez, ha descubierto su flujo, y ella ha puesto al descubierto el flujo de su sangre; por tanto, ambos serán cortados de entre su pueblo.”

 

Ezequiel 18:5-6: “Pero el hombre  que es justo, y practica  el derecho y la justicia,  y no come en los santuarios de los montes ni levanta sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni amancilla a la mujer de su prójimo, ni se acerca a una mujer durante su menstruación”

 

Ezequiel 22:10: “En ti se ha descubierto la desnudez del padre, en ti han humillado a la que estaba impura por su menstruación.”

 

¿Cómo es posible que en Levítico 15:24 se habla de que un hombre pueda acostarse con una mujer de manera que su impureza menstrual lo manche si está totalmente prohibido tener relaciones durante los siete días de nidá de la mujer? La explicación lógica es que aquí no se trata de que el hombre se acueste con su esposa durante la semana de nidá, sino justo al comenzar esa semana. Sin darse cuenta tuvieron una relación, por equivocación, justo cuando su flujo empezó. En ese caso el varón queda impuro durante una semana, al igual que la mujer. En el otro caso, ambos son castigados por la pena de karet, corte de la persona de su raíz divina y muerte espiritual.

 

15:25 “Si una mujer tiene un flujo de sangre por muchos días fuera del período de su impureza menstrual, o si tiene un flujo después de ese período, todos los días de su flujo impuro continuará como en los días de su impureza menstrual; es impura.”

 

Ahora la Torá trata de la zavá, que es un caso diferente a la menstruación normal. Se trata de tener flujo de sangre fuera de los siete días de nidá. En el caso de que la mujer sangre uno o dos días más, es decir, en total ocho o nueve días, ella no pasa al estado de zavá, porque está escrito “por muchos días fuera del periodo de separación”.  Necesita haber, por lo menos, tres días de flujo, fuera del periodo menstrual, para que sean considerados como “muchos días”. Cuando este flujo de sangre anormal se limita a uno o dos días, ella puede bañarse el día siguiente al flujo y esperar hasta la tarde. Si no hay flujo por la tarde, ella se vuelve pura y podrá unirse otra vez con su marido.

Podría ser que el flujo de la menstruación se alargue tres días fuera de los siete días o podría ser que haya flujo, du- rante tres días o más, en el período de los primeros once días después de los siete días de nidá. En estos casos ella entrará en el estado de zavá y necesitará tener un periodo de siete días limpios para poder llegar a ser ritualmente pura. Al final de los siete días limpios ella se sumerge en la mikvé y a la caída del sol queda pura. En el octavo día necesitará presentar sacrificios en el templo para su expiación, al igual que el varón cuando es purificado de su estado de zav, como ya hemos visto en Levítico 15:2-15. Los rabinos han unificado las leyes de los dos casos de nidá y zavá por razones de protección  del pueblo. Han hecho una cerca de protección  alrededor de la Torá por causa de los peligros de confusión en la aplicación de estas prescripciones y por el rigor de la pena de karet en el caso de su violación. El rabí yaakov Ben Asher escribe:

 

“Cuando aumentaron las dificultades del exilio, cuando las tribulaciones se multiplicaron y los corazones se volvieron a afligir, los Sabios temieron que pudieran producirse errores en el cómputo de los días considerados como puros, mientras que en realidad eran impuros. Ahora bien, como cualquier error en este aspecto puede conllevar un “isur karet”, la pena de cercenamiento, decretaron de una manera general, que la menor pérdida de sangre impura exige, para volver al estado de pureza, que se cumpla con un período de siete días puros, previos a la inmersión.”

 

Esto significa  que  hoy  en día los  rabinos  enseñan que después de la última mancha de sangre que se produce en un paño que se usa para hacer la inspección, hay que contar siete días limpios, llamados “la semana blanca”. Al final de esos siete días la mujer se sumerge en la mikvé para luego unirse con su marido después de la caída del sol. Estas reglas hacen que el período de separación sea más largo que lo que prescribe la Torá. El resultado de un periodo más largo de abstinencia y espera resulta en una renovación mensual de las emociones sexuales. El Talmud cita las palabras del rabí Meír diciendo:

 

“¿Por qué ordena la Torá que la impureza de la menstruación continúe durante siete días? Porque cuando (el marido) está en contacto constante con su esposa podrá desarrollar una desgana hacia ella. La Torá, por lo tanto, ordena: que sea impura durante siete días para que sea amada por su esposo como el momento en que ella entró en el lecho nupcial.”

 

Cabe destacar aquí que la Torá no enseña que la mujer debe contar siete días después de haber tenido su flujo menstrual normal, sino sólo siete días a partir del inicio de su menstruación. Si su flujo cesó durante esos siete días, ella queda pura después de la caída del sol al final del séptimo día.

La orden de “una semana blanca” después del flujo normal de menstruación es de carácter rabínico. Sin embargo, los resultados de un periodo más largo de espera, después del tiempo de nidá, son beneficiosos para el matrimonio. En esta parashá aparecen los mandamientos 173-183 de los 613.

 

173.    Precepto de que la purificación de la afección de tsaráat deberá ser hecha mediante ciertos                            componentes      específicos, Levítico 14:2.

174.   Precepto del individuo que tuvo tsaráat (el metsorá) de rasurarse todo el cuerpo en el séptimo día de             su purificación, Levítico 14:9.

175.  Precepto de sumergirse en una mikvé cuando un individuo está en estado de impureza, Levítico 14:9.

176.  Precepto al individuo que tuvo afección de tsaráat (el metsorá) de ofrecer una ofrenda cuando                         completa su purificación, Levítico 14:10.

177.   Precepto de declarar como impura a una casa afectada por tsaráat, Levítico 14:35.

178.   Precepto de que el hombre con una emisión de su órgano sexual (zav) es impuro, Levítico 15:2-3.

179.   Precepto para el hombre que tuvo una emisión de su órgano sexual (zav) de traer una ofrenda                         después de     haberse curado, Levítico 15:13-14.

180.   Precepto de que un hombre con emisión seminal es impuro, Levítico 15:16.

181.    Precepto de que una mujer con flujo menstrual es impura, Levítico 15:19.

182.   Precepto de que una mujer con flujo (zavá) es impura, Levítico 15:25.

183.   Precepto para una mujer con flujo (zavá) de ofrecer una ofrenda después de curarse de su flujo,                      Levítico 15:28- 29.

Vayikrá/ Levítico
28 Parasha  Metsorá

6-7 ° Aliyá

"Levítico 12:1 – 15:33"
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