
Parashá 30 Kedoshim
Levítico 19:1-20:7
Kedoshim
Significa “Santos”. Comentarios
Segunda Aliyá, 19:15-22
19:15 “no haréis injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni honrarás al grande, sino que con justicia juzgarás a tu prójimo.”
Este texto está hablando a los jueces en el ámbito de su trabajo en términos legales. En general no debemos juzgar al prójimo, como está escrito en Mateo 7:1-6: “No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá. ...”
Un juez no puede favorecer a un pobre por compasión ni honrar a un hombre que es rico, pues si pervierte su sentencia por dinero o por miedo, es un juez perverso.
Jacobo (Santiago) 2:1-9: “Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Yeshúa HaMashiaj con una actitud de favoritismo. Porque si en vuestra sinagoga entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia, y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado; ¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y habéis venido a ser jueces con malos pensamientos?
Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Eloah a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que Él prometió a los que le aman? Pero vosotros habéis menospreciado al pobre. ¿No son los ricos los que os oprimen y personalmente os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre por el cual habéis sido llamados? Si en verdad cumplís la Torá (pentateuco) real conforme a la Escritura: AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO, bien hacéis. Pero si mostráis favoritismo, cometéis pecado y sois hallados culpables por la Torá como transgresores.”
“con justicia juzgarás a tu prójimo”
La segunda manera de interpretación de este texto es que el procesado debe ser considerado inocente hasta que se demuestre lo contrario con pruebas y testigos, la apariencia de pobre o de malvado no debe inclinar a un veredicto negativo.
Una tercera manera de entender sería que, se debe de interpretar la conducta del acusado de la manera más benévola, por no saber exactamente las razones y los motivos detrás de ese comportamiento aunque pareca a una conducta pecaminosa. Nunca juzgues una persona sin haber estado en su situación. El que es benévolo en su manera de tratar a su prójimo, recibirá un juicio más misericordioso ante el tribunal del Mesías.
19:16 “no andarás de chismoso entre tu pueblo; no te quedarás quieto ante la sangre de tu prójimo; yo soy YHWH.”
Chismoso es el que da un informe, el que lo escucha, el que lo pasa a un tercero y también el que se dirige al que fue calumniado y le revela lo que se dijo de él. Aunque sea cierto lo que se ha transmitido, se considera como chisme, en hebreo “rejilut”, y está prohibido por la Torá (pentateuco).
La raíz de la palabra hebrea que ha sido traducida como “quedarás quieto” es “amad”, y significa “estar de pie”, “estar quieto”. Entonces el sentido de esta oración es que no se puede quedar quieto ante el peligro de muerte de un ser humano, judío o no, si uno tiene la posibilidad de salvarle. La vida humana es tan valiosa que está permitido quebrantar casi todos los demás mandamientos para salvar una sola alma. Sin embargo, en el caso de que su propia vida esté en peligro, no hay obligación para ayudar al otro. Esto también implica que está prohibido quedarse callado si uno puede testificar a favor de otro para salvarle de una condena ante el Beit Din (Tribunal).
19:17 “no odiarás a tu compatriota en tu corazón; ciertamente reprenderás a tu prójimo, y no portarás pecado a causa de él.”
El odio en secreto está prohibido. Hay personas que nos caen mal sin que haya una razón lógica que explique por qué. Simplemente no nos gustan. En esos casos es importante no dejar lugar a ese sentimiento engañoso del corazón, sino tomar una decisión de amar al prójimo a pesar de que no nos cae bien. Con estas personas YHWH nos está poniendo a prueba para ver si estamos dispuestos a amar aun en contra de nuestros gustos. El amor no es simplemente una emoción, es una decisión de ser benévolo con el prójimo, incluso sin que me dé algo beneficioso a cambio.
El mandamiento de reprender al prójimo es uno de los más difíciles. A nadie le gusta reprender ni ser reprendido. La mala inclinación en carne es muy orgullosa y no acepta una corrección, especialmente si viene de uno que es semejante o inferior a nosotros. Sin embargo, es importante tomar en serio este mandamiento para vigilar el bienestar de nuestros hermanos en la fe. Una persona madura y espiritual aprecia una reprensión dada en su justo momento porque sabe que puede equivocarse fácilmente aunque sea madura. Por eso, aprecia la corrección para poder mejorar su conducta y evitar errores que causen daño al nombre de YHWH, a sí mismo y al prójimo.
Hay algunas indicaciones generales que nos ayudan a cumplir este mandamiento correctamente:
1. El que ve a otro israelita quebrantar una norma directa de la Torá debe corregirlo, aun cuando sepa que el otro no aceptará la reprensión.
2. Si el pecado cometido por el otro no es una prohibición directa de la Torá y el que lo ve está seguro de que no va a aceptar la reprensión, no debe corregirlo.
3. Si la persona que ve al otro cometer una falta no sabe si el otro le va a hacer caso o no, debe reprenderlo incluso si comete una falta que no sea contra una ley directa de la Torá.
4. El mandamiento de reprender a otro sólo se aplica cuando el otro es una persona que desea cumplir la Torá. no se aplica sobre un malvado o sobre uno que desprecia abiertamente la Torá, conferenciar. Proverbios 9:8.
5. Si el Beit Din está en condiciones para castigar al que infrinja una prohibición, está obligado a hacerlo.
6. El que esté obligado a corregir a otro debe hacerlo hasta que el trasgresor esté a punto de insultarlo o golpearlo, conferenciar. 1 Samuel 20:32-33.
“y no portarás pecado a causa de él”
Este texto nos enseña varias cosas. Primero, si reprendes a tu prójimo, no pecas. Segundo, si no reprendes a tu prójimo, llevarás pecado por causa de él, como está escrito en Ezequiel 3:18-19: “Cuando yo diga al impío: “Ciertamente morirás”, si no le adviertes, si no hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, ese impío morirá por su iniquidad, pero yo demandaré su sangre de tu mano. Pero si tú has advertido al impío, y éste no se aparta de su impiedad ni de su camino impío, morirá él por su iniquidad, pero tú habrás librado tu vida.”
Está escrito en Mateo 18:15-17: “y si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que TODA PALABRA SEA Confirmada POR BOCA DE DOS O TRES Testigos. Y si rehúsa escucharlos, dilo a la congregación; y si también rehúsa escuchar a la congregación, sea para ti como el gentil y el recaudador de impuestos.”
Estos textos nos muestran que tenemos una responsabilidad para corregirnos mutuamente para no llevar pecado por causa del otro, como también está escrito en Hebreos 3:12-13: “Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Eloah vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado.”
Sin embargo, para no llevar pecado por causa de la reprensión hacia el otro es importante considerar varias cosas. Primero, la reprensión no debe ser hecha en público, para no avergonzar al que peca, como nos enseña el Rebe Yeshúa, “ve y repréndelo a solas”. Sin embargo, hay casos cuando los líderes tienen que ser corregidos en público para que su pecado no sea un mal ejemplo para el pueblo, pero esto sería después de haberlo llamado en privado, conferenciar. 1 Timoteo 5:19-20.
En segundo lugar, debemos cuidar nuestra voz y las palabras para que la reprensión no dañe al trasgresor, conferenciar. 2 Timoteo 2:24-26 “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; 2:25 que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad,…”
1Ti 5:19 “Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. 5:20 A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.”
Si una persona no hace caso a la primera advertencia, uno debe buscar dos o tres testigos para corregirlo con más peso. Si aun así no quiere arrepentirse el caso debe ser llevado a la corte de justicia, el Beit Din, aquí traducido como “congregación” en el texto de Mateo 18:17. Si el trasgresor rehúsa hacer caso a la sentencia del Beit Din, será considerado como un gentil y un colaborador con un pueblo invasor, con otras palabras, ya no es un miembro de la congregación de los hijos de Israel.
Mateo 7:3-6: “¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Déjame sacarte la mota del ojo”, cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen.”
Para poder corregir a otra persona correctamente, uno debe ser cuidadoso de no ser culpable del mismo delito. También existe la tendencia de buscar auto justificación comparándose con los pecados de otros que viven una vida peor.
Sin embargo, el que primero ha tratado con su propia viga, no solamente está en condiciones para corregir al prójimo, sino está obligado a hacerlo, cuando las condiciones sean favorables. Yeshúa nos enseña, que después de sacar la viga del ojo de uno mismo, debemos ayudar al hermano a ser liberado de su paja. Pero si el otro no es un hermano, sino uno con una vida como la de un perro o un cerdo, no vale la pena echarle estas perlas santas, porque las pisotearía y nos haría daño. El que no corrige la mala conducta de sus hijos comete un grave delito.
19:18 “no te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; yo soy YHWH.”
El rencor no es lo mismo que la venganza. La venganza implica devolver las mismas acciones de las que fuimos víctimas. El rencor es un resentimiento que se guarda contra. Aquí se encuentra el mandamiento número dos en importancia en toda la Torá.
Marcos 12:28- 31: “Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había contestado bien, le preguntó: ¿Cuál mandamiento es el más importante de todos? Yeshúa respondió: El más importante es: “ESCUCHA, ISRAEL; YHWH NUESTRO ELOAH, YHWH UNO ES; Y AMARÁS A YHWH TU ELOAH CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE, Y CON TODA TU FUERZA.” El segundo es éste: “AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.” No hay otro mandamiento mayor que éstos.”
En el tiempo de Yeshúa había una discusión acerca de quién sería un prójimo. En Levítico 19:18 parece ser que la expresión “tu prójimo” solamente hace referencia a “los hijos de tu pueblo”, es decir, está limitado a significar solamente los israelitas. ¿Será que un judío sólo está obligado a amar a los judíos?
En este caso podríamos aplicar la regla de interpretación número cinco del rav Ishmael que dice que un enunciado particular, “los hijos de tu pueblo”, es ampliado por un anunciado general que lo sigue, “tu prójimo”. Esto nos enseña que la expresión “el prójimo” no está limitada a significar solamente los hijos de Israel sino también a los extranjeros.
Sin embargo, el amor tiene que mostrarse en primer lugar a los más cercanos. El que no ama a su hermano que ha visto no puede amar al forastero que no ha visto. El amor empieza con los cercanos y se va extendiendo a todos los hombres, como está escrito en 2 Pedro 1:5, 7: “Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid... a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor.”
En el versículo 19:34 está escrito que hay que amar al extranjero, en hebreo “guer”, como a sí mismo. ¿Quién es este “guer”? Un guer puede ser un prosélito, un gentil que se ha convertido al judaísmo, o un gentil que está viviendo en Israel como residente. Entonces ¿cuál es el significado de la palabra “guer” en este texto? El resto del versículo nos da la clave para entenderlo: “extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Mitsrayim”. Los hijos de Israel no fueron conversos en Mitsrayim, sino extranjeros residentes. Por lo tanto podemos afirmar que en este mandamiento, la palabra “guer” no se refiere específicamente al converso, sino a todo residente en Israel. En su extensión esto nos enseña que tenemos el deber de amar a todos los hombres de la tierra.
La respuesta de nuestro Rebe (Maestro) a la discusión acerca de quién es el prójimo de un judío está en Lucas 10:25-37 “Y he aquí, cierto intérprete de la Torá se levantó, y para ponerle a prueba dijo: Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Y él le dijo: ¿Qué está escrito en la Torá? ¿Qué lees en ella? Respondiendo él, dijo: AMARÁS A YHWH TU ELOAH CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU FUERZA, Y CON TODA TU MENTE; Y A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO. Entonces le dijo: Has respondido correctamente; HAZ ESTO Y VIVIRÁS. Pero queriendo él justificarse a sí mismo, dijo a Yeshúa: ¿Y quién es mi prójimo? Respondiendo Yeshúa, dijo: Cierto hombre bajaba de Yerushalayim a Yerijó, y cayó en manos de salteadores, los cuales después de despojarlo y de darle golpes, se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino. Del mismo modo, también un levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado del camino. Pero cierto samaritano, que iba de viaje, llegó adonde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión, y acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al mesonero, y dijo: “Cuídalo, y todo lo demás que gastes, cuando yo regrese te lo pagaré.” ¿Cuál de estos tres piensas tú que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los salteadores? Y él dijo: El que tuvo misericordia de él. Y Yeshúa le dijo: Ve y haz tú lo mismo.”
Yeshúa muestra cómo hay que interpretar la palabra “guer” en este contexto de la Torá. El guer incluye también a los que no son conversos, los samaritanos, es decir a un pueblo que fue considerado apóstata por los judíos, conferenciar. Juan
4:9. Esto nos enseña que hay que amar a todos los demás pueblos de la tierra. Tu prójimo es aquella persona que tienes por delante, no importa que sea israelita o extranjero. El amor no debe limitarse solamente a los que nos traten bien, como está escrito en Romanos 5:6-10: “Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo el Mesías murió por los impíos. Porque a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Eloah demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, el Mesías murió por nosotros. Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos sal- vos de la ira por medio de él. Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Eloah por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida.”
Aquí vemos que el amor de Eloah incluye a los débiles, impíos, pecadores y enemigos, y se manifiesta en que él dio a su Hijo por todos ellos, como está escrito en Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Eloah al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en él, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
La Torá (Pentateuco) nos enseña acerca del amor que debemos tener hacia los hijos de nuestro propio pueblo, y hacia el extranjero que habita con nosotros, porque estas son las personas hacia las cuales podemos expresar nuestro amor de manera inmediata. Pero también al mundo entero.
Si amo a mi prójimo, no le engaño ni tomo ventaja de él; soy cuidadoso con sus bienes como si fueran los míos, e incluso con más cuidado que con los míos; no le hago daño con mis palabras, sino que le hablo con respeto y hablo bien de él; no guardo mi alegría para mí mismo, sino la comparto con él y me alegro por su prosperidad como si fuera la mía; hago por él todo lo que a mí me hubiera gustado que me hiciera si yo hubiera estado en la misma situación.
Esto que vas a leer ahora es lo que heredó la iglesia cristiana y mesiánica del catolicismo romano y de la sicología y el humanismo, pero lo aclararemos más tarde donde está el veneno de esta afirmación, (Esta escritura también nos enseña que debemos amarnos a nosotros mismos. Tú no puedes amar a otros si no te amas a ti mismo. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, ni más ni menos. No se puede amar al prójimo más que a sí mismo, sino en la misma medida. El que no se ama a sí mismo es incapaz de amar al prójimo. Ámate a ti mismo, perdónate a ti mismo, habla bien de ti mismo, cuídate a ti mismo, y haz lo mismo con tu prójimo.)
Romanos 8:32-35: “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Eloah? Eloah es el que justifica. ¿Quién es el que condena? El Mesías Yeshúa es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Eloah, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor del Mesías? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?”
Esta escritura nos enseña que Yeshúa (Jesús) fue entregado por TODOS nosotros. El amor del Padre, que se manifiesta a través de Yeshúa HaMashíaj, es para todos y cada uno de nosotros en particular.
“¿Quién acusará a los escogidos de Eloah?” ¿Si YHWH ha prohibido a hasatán acusarte cuando te has arrepentido de tus pecados? Romanos 8:33 habla en contra de hasatán, que es el acusador de los hermanos. Si Eloah, como Juez Supremo, te ha justificado, te ha declarado inocente, no hay ninguno que puede acusarte, porque la sentencia final ha sido dictada. Entonces no debes seguir acusándote por tus errores aun después de haberte arrepentido de ellos?
19:19 “Mis estatutos guardaréis. No aparearás dos clases distintas de tu ganado; no sembrarás tu campo con dos clases de semilla, ni te pondrás un vestido con mezcla de dos clases de material.”
La palabra hebrea que ha sido traducida como “mis estatutos” es “jukotai”. Viene de “juk” que implica un mandamiento que no tiene una explicación clara y lógica. Las prohibiciones de las mezclas de animales, de semillas y de diferentes tipos de material en la misma ropa, forman parte de los “jukot”, estatutos sin explicación. Este texto nos enseña que está prohibido, entre otras cosas, mezclar caballos con asnos para producir mulas o mulos.
El mandamiento de no sembrar dos clases de semilla sólo se aplica en la tierra de Israel. El tratado Kilayim de la Mishá trata de todas las leyes que tienen que ver con diferentes tipos de semilla y especifica las distancias permitidas para sembrar y plantar.
Cuando se habla de dos clases de material en el vestido, sólo se refiere a lino con lana, según Deuteronomio 22:11, donde encontramos el mismo mandamiento limitado a lino y lana. Una excepción de esta prohibición es la ropa del sumo sacerdote y la ropa que lleva tsitsit que puede contener mezcla de lana y lino. La razón es que estas prendas fueron instruidas directamente de YHWH.
19:20 “Si un hombre se acuesta con una mujer que sea sierva adquirida para otro hombre, pero que no haya sido redimida (totalmente) ni se le haya dado su libertad, habrá una indagación; no se les condenará a muerte, porque ella no era libre.”
La Torá sigue hablando de mezclas prohibidas y en este caso tiene que ver con un tipo de adulterio. Según Rashí, esta mujer es una mujer no hebrea, mitad esclava y mitad libre, designada para casarse con un siervo hebreo, conferenciar. el comentario sobre Éxodo 21:4. Como ella no había sido redimida totalmente no había completado su kidushín, el primer paso del pacto matrimonial. Por esta razón este acto no es considerado como un adulterio, y no habrá pena de muerte, sino sólo azotes.
19:21 “y él traerá a YHWH su ofrenda por la culpa a la entrada de la tienda de reunión; traerá un carnero como ofrenda por la culpa.”
Este es uno de los delitos que requiere una ofrenda por la culpa, asham.
19:22 “y el sacerdote hará expiación por él con el carnero de la ofrenda por la culpa, delante de YHWH, por el pecado que ha cometido; y el pecado que ha cometido le será perdonado.”
El pecado en sí no tiene perdón, sino es el pecador que obtiene perdón si hay arrepentimiento y derramamiento de sangre. El pecador es liberado del pecado, pero el pecado es condenado en la muerte de los animales, que sirven como una sombra de la muerte de Yeshúa HaMashíaj, que es la realidad que proyecta esa sombra.
Vayikrá/ Levítico
30 Parasha Kedoshim
2 ° Aliyá

"Levítico 19:1 – 20:7"

