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Parasha Behar

Vaikrá (Levítico) 25-27

TERCERA Aliyá, 25:19-24

 

25:19 “Entonces la tierra dará su fruto, comeréis hasta que os saciéis y habitaréis en ella con seguridad.”

 

En este versículo vemos que hay dos resultados de la obediencia a los mandamientos: satisfacción material y protección sobrenatural. Cuando el pueblo de Israel no guardó los mandamientos acerca de los años de shemitá y de Yovel, vino la invasión y la deportación babilónica.

 

25:20 “Pero si decís: ‘¿Qué vamos a comer el séptimo año si no sembramos ni recogemos nuestras cosechas?’” 

 

Esta es la pregunta que surge de una mente natural. ¿Qué vamos a comer? Según las circunstancias naturales habrá escasez. Hashem ha  ordenado  no  sembrar  ni  guardar las cosechas en casa durante el séptimo año para que el pueblo, entre otras cosas, aprenda a poner su confianza en Él y no en los recursos naturales. El Mesías Yeshúa (Jesús) está dando una enseñanza sobre este mismo tema en Mateo 6:19-34: “No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre  destruyen,  y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo es bueno (para ser generoso), todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo es malo (para ser mezquino), todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad! Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Elohim y a las riquezas.

Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho  más valor que ellas? ¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan; pero os digo que ni Shlomo en toda su gloria se vistió como uno de éstos.

Y si Elohim viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe? Por tanto, no os preocupéis, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?” Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas.”

El que pone su confianza en su Padre celestial no hace la pregunta “¿Qué comeremos?” porque sabe que si Hashem ha ordenado algo, Él se hará responsable para cuidar de sus hijos que le obedecen.

 

25:21 “yo entonces os enviaré mi bendición en el sexto año, de modo que producirá fruto para tres años.

 

Cuando el agricultor tome la decisión por fe de no trabajar en el año shemitá, Hashem enviará la bendición de antemano, en el sexto año, para que dure tres años. Este mandamiento es una prueba para los hijos de Israel para ver si confían en Hashem o no para su sostenimiento económico.

 

Por causa de las diferentes interpretaciones que hay entre los rabinos talmúdicos, no sabemos bien:

•  Si el año  de  jubileo  cae  en  el año  siguiente al shemitá cada 49 años, de modo que el ciclo del año de jubileo sea de 49 años.

•  Si hay  una  ruptura en  el cómputo de  las  semanas de años, después de 49 años, para que al año de jubileo venga como un paréntesis en el año 50. El año 51 sería entonces el primer año de la siguiente semana de años, de manera que el ciclo del año de jubileo sea de 50 años.

 

Según el libro de Daniel parece que no hay una ruptura en las semanas de años para dejar lugar a un supuesto año de jubileo, Conferenciar. Daniel 9:24-27.

No hay ninguna evidencia en las Escrituras de que se haya celebrado el año Yovel alguna vez en la historia de Israel. Sin embargo, hay una referencia en el Talmud que dice que “Israel contaba 17 jubileos desde el tiempo  cuando entraron en la tierra hasta el tiempo cuando salieron”. No obstante, contar no es lo mismo que cumplir. ¿Cuántos de esos 17 jubileos fueron verdaderamente guardados? Si las 12 tribus no están en la tierra no se puede celebrar el año de jubileo, porque está escrito que “todos  los habitantes de la tierra” y “cada uno de vosotros” tendrá que volver a su posesión, conferenciar. v. 10, 13. Así que, desde el tiempo de la deportación de las dos tribus y media, ha sido imposible cumplir este mandamiento. Cuando venga Mashiaj, él hará que se cumpla  este mandamiento  correctamente  con la restauración de las 12 tribus de Israel en su tierra.

 

Lucas 4:16-21: “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo[a] entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 4:17  Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 4:18  El Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;   Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;  A pregonar libertad a los cautivos,  Y vista a los ciegos;  A poner en libertad a los oprimidos; 4:19  A predicar el año agradable del Señor. (F) 4:20  Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 4:21  Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.”

 

En el tiempo  del segundo templo  se seguía una lectura trianual de la Torá de Moshé en las sinagogas en la tierra de Israel. Es decir durante tres años, de shabat en shabat, pasaron por la lectura de toda la Torá de Moshé. Después de la lectura de la porción semanal de la Torá, también leían de los Profetas, la haftará, conferenciar. Hechos 13:15. Hechos 13:15  Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.

La lectura de los Profetas fue introducida en las sinagogas durante los tiempos de persecución cuando estaba prohibido leer de la Torá de Moshé. Por eso, el texto de la haftará se asemeja al tema que se encuentra en la lectura semanal de la Torá. De esa manera, durante el tiempo de la prohibición de la Torá, podían leer de los Profetas en las sinagogas y tratar el mismo tema que la Torá hubiera tratado durante esa semana, sin tener que leer de la misma Torá. Luego, cuando ya no estaba prohibida la lectura de la Torá, se mantenía la costumbre de la lectura de los Profetas que se colocaba después de la lectura semanal de la Torá.

 

Cuando Yeshúa estaba participando del servicio de Torá en su sinagoga, le llamaron para leer la Haftará correspondiente a esa semana. Antes había habido varias lecturas del texto semanal de la Torá de Moshé y ahora le tocaba terminar con la última lectura del día, del profeta Yeshayahu. Conforme a la costumbre del ciclo trianual, Yeshúa leyó el texto de la Haftará que correspondía a esa semana. El texto de Isaías 61:1-2 fue leído en el tercer año de lecturas, en el último shabat del mes de Jeshván, el octavo mes, alrededor de noviembre según el anuario romano.

La expresión “el año favorable de YHWH” puede ser una referencia al año de shemitá o de Yovel. Antes de la lectura de Isaías, aquel shabat, se había leído el texto de la Torá desde Deuteronomio 15:7 – 16:17, según el ciclo trianual. En ese texto se habla de la ayuda a los pobres, del año shemitá y de las tres fiestas anuales.

La pregunta surge si Yeshúa estaba ministrando en público en relación con un año de shemitá (y/o de Yovel). Su ministerio consistía en traer de vuelta las ovejas perdidas de la casa de Israel y esto está relacionado con los años de shemitá y de Yovel, conferenciar. Mateo 15:24

 

25:22 “Cuando estéis sembrando en el octavo año, todavía podréis comer cosas de la cosecha anterior, comiendo de ellas hasta el noveno año cuando venga la cosecha.”

 

Este texto puede ser interpretado de dos maneras. Parece que está diciendo que la siembra que se hace en un año, en este caso el octavo, es luego cosechada en el año siguiente, el noveno. Esto no puede ser si el año nuevo cae en el día uno de Tishrí, el séptimo mes, porque la siembra no se hace antes de Tishrí, porque entonces es el tiempo de la recolección de los frutos de los árboles. La época normal de siembra duraba desde Tishrí hasta Tevet, el mes séptimo hasta el mes décimo. A veces también se sembraba en el decimoprimer mes, llamado Shevat. Por lo tanto, si este texto dice que la siembra que se hace en un año es cosechada en el año siguiente ¿cómo cuadraría si el año empieza el primer día de Tishrí? En nisán tiene que estar lista la primera cosecha del año, la de la cebada y esa cosecha depende de la siembra que se hizo durante el final del año anterior.

 

La otra interpretación es que no se está hablando de la cosecha en el noveno año de lo que se sembró en el octavo año, sino simplemente de la cosecha que va a venir en el noveno año como resultado de la siembra que anteriormente se ha hecho en el noveno año agrícola. Lo que está diciendo es que la bendición del sexto año durará incluso hasta el tiempo de la cosecha del noveno año.

 

25:23 “Además, la tierra no se venderá en forma permanente, pues la tierra es mía; porque vosotros sois forasteros y peregrinos conmigo.”

 

La tierra de Israel no pertenece a los hombres, sino a YHWH. Él ha decidido arrendar su tierra a los hijos de Israel, y en cada año sabático y en cada año de jubileo hay un reconocimiento de este hecho. Israel tiene el derecho de la tierra mientras cumple los mandamientos. Pero si practica la idolatría perderá el derecho de vivir en la tierra del Santo, como está escrito en 2 Crónicas 7:19-20: “Pero si vosotros os apartáis y abandonáis mis estatutos y mis mandamientos que he puesto delante de vosotros, y vais y servís a otros dioses y los adoráis, yo os arrancaré de mi tierra que os he dado, y echaré de mi presencia esta casa que he consagrado a mi nombre, y la convertiré en refrán y escarnio entre todos los pueblos.”

 

Ningún hombre es el verdadero dueño de la tierra de Israel y nadie tiene el derecho de entregarla a otras naciones, ni dividirla entre judíos y árabes palestinos. Por haber dividido la tierra de Israel vendrá el juicio de YHWH sobre las naciones unidas como está escrito en Joel 3:1-2: “Porque he aquí que en aquellos días y en aquel tiempo, cuando yo restaure el bienestar de Yehudá y Yerushalayim, reuniré a todas las naciones, y las haré bajar al valle de Yehoshafat. Y allí entraré en juicio con ellas a favor de mi pueblo y mi heredad, Israel, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra.”

 

Salmo 10:16: “YHWH es Rey eternamente y para siempre; las naciones han perecido de su tierra.”

 

Vayikrá/ Levítico
32 Parasha Behar  

3 ° Aliyá

"Levítico 25:1 – 26:2"
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