
Sodoma, Castigos y recompensas.
Todo pequeño del pueblo de Israel sabe contarnos que Hakadosh Baruj Hu dijo que “el grito de Sedom y Amora es muy grande..., y que sus pecados son muy pero muy graves...” La gente de Sedom fue muy malvada, y merecían un fuerte castigo. Abraham Avinu trata de disuadir al Creador argumentando que “puede ser que haya dentro de la ciudad cincuenta personas justas”. Pero, Hakadosh Baruj Hu le contesta que si hubiera en Sedom cincuenta personas justas no destruiría la ciudad, mostrándole que no las había. Abraham insiste, ¿y si hubiera cuarenta y cinco?, pero tampoco había. Y así sigue bajando hasta llegar a diez, pero tampoco hay diez...
Luego llegan los ángeles a la ciudad de Sedom por la noche, y Lot, el sobrino de Abraham Avinu los recibe en su casa. De inmediato la gente de Sedom rodea la casa de Lot, tan malvada era la gente que estaba prohibido hacer una buena acción, como recibir invitados, por ejemplo. Querían matar a Lot, por recibir invitados y también a los invitados.
Los ángeles golpean a la gente con mucha fuerza y le dicen a Lot que tiene que irse de la ciudad, porque no va a quedar ni la sombra de ella.
Los ángeles tienen que sacar a Lot de la ciudad de una forma no muy “natural”, lo sacan con su esposa y sus hijas, “... y Hashem hizo llover sobre Sedom y Amora granizo con fuego...”
Y como la Tora nos lo dice, para nosotros es “palabra santa”, sabemos que fue así. Todo fue provocado por la maldad de la gente, por ellos mismos fueron castigados.
De la destrucción de Sedom tenemos que aprender que: para una persona no se considera que forma parte del pueblo de Israel y de la Tora (pentateuco) hasta que sepa y crea sin ninguna duda que todas las cosas que ocurren son milagros y nada es natural o casual. Todo lo que les sucede a las personas está bajo la supervisión del Creador. Y esto es todo lo contrario de los que los medios informativos quieren mostrarnos, que buscan una causa “natural” para todas las cosas que ocurren. Por eso, dice el Ramban, que ¡el que se conduce a través de las noticias, informaciones y las explicaciones de científicos no tiene parte en la Tora de Moshé Rabenu!
Si la persona cumple preceptos tendrá éxito y podrá recibir su recompensa, y si comete pecados, recibirá su castigo, todo está decretado desde el Cielo. El punto de vista de la Tora nos dice que toda nuestra vida está regida por la siguiente regla: el éxito en la vida es consecuencia directa del cumplimiento de los preceptos, y los fracasos son provocados por la fuerza de los pecados, y todo está decretado por Hakadosh Baruj Hu (Santo Bendito). Ni la fuerza de un ejército ni su estrategia son lo que ganan las guerras, el médico no es el que cura las enfermedades, tampoco la picardía o la viveza enriquece al millonario, todo está decretado por Hashem. Si una persona quiere tener éxito, que trate de ocuparse de cumplir preceptos, de hacer buenas acciones (vivir una vida de disciplina personal). Y si ve que está fracasando, que busque el por qué, o porque no cumple preceptos, o porque no los cumple en la forma debida, algo de eso tiene que haber...
Cuando se desata una guerra o hay un atentado, no intentemos buscar como causa principal una falla en el gobierno o una falta de fuerza en la policía o el ejército. Porque una guerra es un castigo de Hakadosh Baruj Hu (El Santo Bendito) por los pecados que comete la gente del país. Lo mismo para un atentado terrorista, lo mismo cuando una persona se cae de la cama y se golpea.
Siempre vemos y buscamos causas externas, y cuando una persona se enferma decimos que le pasó porque no cuidó su salud. Cuando una persona pierde su trabajo, o su negocio deja de vender, buscamos problemas económicos en el país, “viste que recesión que hay en este último tiempo”, o, “justo a veinte metros de mi negocio abrió otro con unos precios!”. Todo el que habla o piensa de esta forma, está vagabundeando muy lejos de la Tora, porque la Tora sostiene que todo está decretado por el Bore Olam! Y esta es la causa principal de todo!
Por otra parte, imaginemos que en la ciudad Lot hubiera hecho advertencias sobre el desastre, y hubiera solicitando al gobierno, que para evitar la destrucción de la ciudad valdría la pena instalar en la ciudad un Beit Hamidrashen (Un templo o una escuela de estudio), donde estudiarían por lo menos diez personas justas, para salvarnos de las catástrofes naturales.
Imposible imaginar la burla o los palazos y tomatazos que esta persona habría recibido...
La gente van a preguntar: ¿acaso la instalación de una Ieshiva (Escuela de estudio de Torá) puede salvar a una ciudad entera de atentados terroristas o de terremotos, inundaciones, sequías, huracanes, tzunamis, erupciones volcánicas, estas últimas cosas tan “normales” en la naturaleza?
Sí, seguro, no existe ninguna duda para esta afirmación, nosotros sabemos que es la verdad. De acuerdo a la regla que aprendimos: si cumplimos preceptos recibiremos nuestro pago, una ciudad se puede salvar con total seguridad por intermedio del cumplimiento de los preceptos, y por los méritos de la gente que estudia en ella. Y la prueba de esto está explícitamente escrita en nuestra Tora: Hakadosh Baruj Hu le contesta a Abraham Avinu, cuando Abraham intenta buscar méritos en la ciudad para salvarla: “si encuentro en la ciudad cincuenta personas justas no la destruyo...” Pero finalmente vimos que no encontró ni siquiera diez...
Ahora, está todo más claro, ¿cómo tenemos que reaccionar ante las cosas que nos suceden en la vida de acuerdo a la Tora? Desde luego, sin buscar agentes externo. Cuando ocurre algo que no nos parece bueno, jas veshalom, sepamos que es un castigo, a veces es particular, solamente para nosotros, y a veces abarca a muchas personas. (Pero, también puede ser que sólo a nosotros nos parezca que no es bueno, por nuestra subjetividad.) Tenemos en nuestras manos el poder para impedir los sufrimientos, fortificándonos en el estudio de la Tora y en el cumplimiento de los preceptos, así podremos salvarnos y salvar también a las personas que nos rodean. Cuando se desata, jas veshalom, una tragedia, tenemos que revisar nuestros actos y arrepentirnos, volver en Teshuvá (arrepentimiento).
La destrucción de Sedom nos da una lección de cómo afrontar y encausar nuestras vidas. Profundizando en nuestra parashá podremos fortalecer nuestra forma de pensar de acuerdo como la Tora piensa y aumentar nuestra fe, sabiendo que todo está decretado por Hakadosh Baruj Hu (Santo Bendito).
Contó una persona en Buenos Aires, que hace unos 20 años, cuando ya había comenzado a cumplir con la Tora, lo sorprendió la conducta de una persona del barrio de Barracas. Este hombre había sido víctima de un robo en su comercio, donde le robaron prendas, mercaderías y la computadora. Todo estaba asegurado menos la computadora, que en esa época no era algo tan corriente como hoy en día, y comprar una nueva significaba un importante desembolso de dinero. Su contador le aconsejó: habla con el vendedor de seguros, que es tu amigo y pídele que incluya la computadora en los bienes asegurados. El hombre contestó: “lo puedo hacer pero no lo voy a hacer. Tengo que revisar mis actos...” Lo que pasó es un mensaje del Bore Olam para que revise mi conducta, y no puedo pasar por alto…
Podemos asegurar que esto impactó muy fuerte sobre este muchacho que se estaba acercando a nuestra Tora, ya que hasta hoy lo recuerda con mucho sentimiento...

31-Oct-15
Bereshit / Génesis
4° Parasha / Vayerá
Génesis 18:1 - 22:24
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