
Parashá Beshalaj 16 KY
Éxodo 13:17- 17:16
Beshalaj Significa “cuando envió”.
Tercera Aliyá, 14:26 – 15:26
Al amanecer, cuando Moshé extiende su mano sobre el mar, las aguas vuelven y cubren todo el ejército de Faraón para que no quede ninguno de ellos. Los hijos de Israel ven a los egipcios muertos a la orilla del mar. El pueblo teme al Eterno y le creen a Él y a Moshé, su siervo. Entonces cantan un cántico al Eterno que los ha redimido para llevarlos al lugar de su morada. La profetisa Miryam toma un pandero y todas las mujeres salen detrás con panderos y danzas. Cantan un cántico al eterno porque ha triunfado gloriosamente, arrojando al caballo y su jinete al mar.
Parten del mar de cañas y van tres días en la estepa de Shur sin encontrar agua. En Mará no pueden beber las aguas amargas. El pueblo murmura contra Moshé y él clama al Eterno quien le muestra un árbol. Él lo echa en las aguas y se vuelven dulces. Allí les da un estatuto y una ordenanza poniéndolos a prueba y diciendo: “Si escuchas atentamente la voz de Hashem tu Elohim y haces lo que es recto ante sus ojos, y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, Hashem, soy tu sanador.”
Tercera Aliyá, 14:26 – 15:26
14:27 “y extendió Moshé su mano sobre el mar, y al amanecer, regresó el mar a su estado normal, y los egipcios al huir se encontraban con él; así derribó Hashem a los egipcios en medio del mar.”
El cruce del mar duró toda la noche desde que el viento empezó a soplar hasta que el último israelita llegó.
14:28 “y las aguas volvieron y cubrieron los carros y la caballería, a todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó ni uno de ellos.”
El mar también simboliza la segunda muerte, en el lago de fuego, como está escrito en Revelación 20:13-15: “y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Sheol entregaron a los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras. Y la Muerte y el Sheol fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.”
14:29 “Mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda.”
Este acto constituye una de las obras de fe más importantes de la historia de nuestro pueblo, como está escrito en Hebreos 11:29: “Por la fe pasaron el mar de Cañas como por tierra seca, y cuando los egipcios lo intentaron hacer, se ahogaron.”
Si el infiel intenta pasar por el camino de fe se ahoga.
14:31 “cuando Israel vio el gran poder que Hashem había usado contra los egipcios, el pueblo temió a Hashem, y creyeron en Hashem y en Moshé, su siervo.”
El que teme al Eterno y cree en Él se entrega, se somete y es fiel al liderazgo que Él ha puesto en su Reino. Es imposible ser fiel al Eterno sin ser fiel a las autoridades que él ha puesto, como está escrito en 2 Crónicas 20:20: “Confiad en Hashem vuestro Elohim, y estaréis seguros. Confiad en sus profetas y triunfaréis.”
El resultado práctico de la entrega al Eterno es la entrega a sus siervos que han sido puestos como líderes, como está escrito en 2 Corintios 8:5: “y esto no como lo habíamos esperado, sino que primeramente se dieron a sí mismos al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Elohim.”
15:1 “entonces Moshé y los hijos de Israel cantaron este cántico a Hashem, y dijeron: canto a Hashem porque ha triunfado gloriosamente; al caballo y a su jinete ha arrojado al mar.”
Cantaron al Eterno, no a los hombres. Esta es una verdadera alabanza, que está dirigida al Eterno y tiene el propósito de agradarle a él, no a los hombres. La palabra “cantaron” está escrita de forma futura, “cantarán”. Rashí dice que cuando el verbo aparece de esta forma puede entenderse de tres maneras:
• Una intención del corazón (que no es necesario que se cumple [3]), conferenciar: Números 21:17; Josué 10:12; 1 Reyes 7:8; 11:7.
• Un presente continuo, algo que se hace siempre, conferenciar: Números 9:20; Job 1:5.
• Algo que se hará en el futuro. De aquí los maestros dijeron que la resurrección de los muertos se deriva del mismo texto de la Torá. [4]
En este caso podemos descartar el presente continuo, puesto que sólo cantaron junto al mar una vez. Pero es interesante notar que las escrituras hablan del cántico de Moshé que será cantado en relación con la redención final y la resurrección de los muertos, como está escrito en Revelación 15:2-4: “Vi también como un mar de cristal mezclado con fuego, y a los que habían salido victoriosos sobre la bestia, sobre su imagen y sobre el número de su nombre, en pie sobre el mar de cristal, con arpas de Elohim. Y cantan el cántico de Moshé, siervo de Elohim, y el cántico del cordero, diciendo: ¡grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Elohim, Todopoderoso! ¡Justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones! ¡oh Señor! ¿Quién no temerá y glorificará tu nombre? Pues sólo tú eres santo; porque todas las naciones vendrán y adoraran en tu presencia, pues tus justos juicios han sido revelados.”
El cántico de Moshé y del cordero es el cántico de la redención final. Al igual que Moshé y los hijos de Israel salieron del mar, que simboliza la resurrección, así todos los que han puesto su confianza en el Mesías de Israel, serán redimidos de la muerte para poder cantar en el otro lado este cántico al Eterno. El cántico de Shemot (Éxodo) 15 nos enseña la importancia de expresarse con cantos, danzas e instrumentos al Eterno. es parte de nuestra devoción a Él. Es una manera de mantener vivo el espíritu.
Esta canción tiene tres temas principales:
1. la grandeza del Eterno.
2. la liberación de los egipcios.
3. la entrada futura en la tierra prometida, con una alusión al reino mesiánico.
15:2 “Mi fortaleza y mi canción es Hashem, y ha sido para mí salvación; éste es mi Elohim, y le glorificaré, el Elohim de mi padre, y le ensalzaré.”
La palabra hebrea que ha sido traducida como “le glorificaré” es “ve-anvehu” que significa “le embelleceré” y viene de la raíz “navá”[5] que significa “descansar”, “embellecer”, “celebrar”, “preparar una habitación”. De aquí aprendemos que nuestro servicio y obediencia al Eterno debe ser de manera bella.
También aprendemos que nuestras alabanzas preparan un lugar de morada para el Eterno, como está escrito en el Salmo 22:3: “Sin embargo, tú eres santo, que habitas entre las alabanzas de Israel.”
No hay ningún texto que dice que el Eterno habita entre las alabanzas “de su pueblo”, como dicen varias canciones. Se trata de Israel, no de otro pueblo. Hashem habita en las alabanzas de Israel, lo cual implica que allí reside, pero que también pone su trono en Israel cuando hay alabanza y manifiesta su gobierno, su autoridad y su poder, conferenciar: Éxodo 15:13.
15:3 “Hashem es hombre de guerra; YHWH es su nombre.”
Hay muchos lugares en las escrituras donde el Eterno es presentado como guerrero, conferenciar: Isaías 42:13-15; 51:22; Sofonías 3:17; Nehemías 4:20. Él no es pacífico en cuanto a la injusticia y la maldad. El que no hace guerra contra el pecado y la injusticia que le rodea, no está siguiendo el ejemplo de su Padre celestial. La apatía de los justos contra el mal en este mundo hace que los malvados se multipliquen y actúen sin temor. Si callamos ante el mal, somos cómplices.
15:6 “Tu diestra, oh Hashem, es majestuosa en poder; tu diestra, oh Hashem, destroza al enemigo.”
La diestra del Eterno es el Mesías. Él será el que finalmente va a destruir a los enemigos que se levanten contra el pueblo de Israel, conferenciar: Isaías 63:1-6 donde está escrito: “¿Quién es éste que viene de Edom, de Botsrá con vestiduras de colores brillantes; éste, majestuoso en su ropaje, que marcha en la plenitud de su fuerza? Soy yo que hablo en justicia, poderoso para salvar. ¿Por qué es rojo tu ropaje, y tus vestiduras como las del que pisa en el lagar? El lagar lo he pisado yo solo; de los pueblos, ningún hombre estaba conmigo. Los pisé en mi ira y los hollé en mi furor; su sangre salpicó mis vestiduras y manché todo mi ropaje. Porque el día de la venganza estaba en mi corazón, y el año de mi redención había llegado. Miré, y no había quien ayudara, me asombré de que no hubiera quien apoyara; entonces me salvó mi brazo, y fue mi furor el que me sostuvo. Pisoteé los pueblos en mi ira, los embriagué en mi furor y derramé su sangre por tierra.”
¿De quién se está hablando aquí? Revelación 19:11-16, nos da la respuesta: “Y vi el cielo abierto, y he aquí, un caballo blanco; el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y hace la guerra. Sus ojos son una llama de fuego, y sobre su cabeza hay muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él. Y está vestido de un manto empapado en sangre, y su nombre es: El Verbo de Elohim. Y los ejércitos que están en los cielos, vestidos de lino fino, blanco y limpio, le seguían sobre caballos blancos. De su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones, y las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor de la ira de Elohim Todopoderoso. Y en su manto y en su muslo tiene un nombre escrito: Rey de reyes y Eterno de Señores.” el Mesías Yeshúa ejecuta la ira del Eterno. El vino la primera vez como cordero de Elohim, pero la segunda vez vendrá como el león de Yehudá.
15:8 “Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas, se juntaron las corrientes como en un montón; se cuajaron los abismos en el corazón del mar.”
El mar tiene un corazón. En este caso el significado de la palabra corazón es alegórico. La palabra hebrea es “lev” [6] que significa “corazón”, “mente”, “razón”, “conciencia”, “ánimo”, “memoria”, “atención”, “voluntad”, “interior”. Rashí dice que se refiere a la esencia y fuerza de algo, conferenciar: Éxodo 3:2 “en el corazón del fuego”. El corazón de una persona es lo más íntimo de ella, donde toma las decisiones más importantes, donde se manifiesta lo que realmente es. En la mente de una persona pueden caber muchas ideas y muchas opciones, pero en el corazón cabe sólo una opción. Por eso la caja del tefilín de la cabeza tiene cuatro departamentos con los cuatro textos, pero en el tefilín del brazo, que está pegado al corazón, sólo hay un departamento que tiene un solo pergamino con los cuatro textos como si fuera uno. Cuando las cosas bajan al corazón se hace uno con la persona. Por esto las escrituras advierten, según está escrito en Proverbios 4:23: “Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida.”
En Proverbios 4:4 está escrito: “y él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos y vivirás.”
En Romanos 10:10 está escrito: “porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.”
Hay que creer en el corazón, no sólo en la mente. La fe de la mente no justifica ni salva, sólo la del corazón, en lo más íntimo de la persona. Querido lector, mira bien que la enseñanza de la Torá y la obra del Mesías no se queden solamente en tu cabeza, ponlas en tu corazón, como está escrito en el Shemá, según Deuteronomio 6:6: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón”
15:9 “el enemigo dijo: “Perseguiré, alcanzaré, repartiré el despojo; se saciará mi alma de ellos; sacaré mi espada, los destruirá mi mano.”
Los enemigos de Israel son enemigos del Eterno. Los enemigos del Eterno son enemigos de Israel y el pueblo judío, conferenciar: Salmo 83:2-3. Es imposible amar al Eterno y odiar al judío. El que dice que ama al Eterno y aborrece a los judíos es un mentiroso.
“se saciará mi alma de ellos” – la palabra hebrea que para alma en este texto es “nefesh”, que significa “aliento”, “garganta”, “cuello”, “apetito”; “alma”, “vida”, “ser vivo”, “persona”, y viene del verbo “nafash”,[8] “respirar”. Cada respiración de un ser vivo suena “nefesh”. En algunos lugares “nefesh” tiene el significado de “cadáver”.
Rashí dice que el alma, “nefesh”, es la sede de la voluntad y el deseo. En las escrituras podemos ver varias palabras que hablan de las diferentes partes del ser humano. Ya hemos mencionado el corazón y el alma. La palabra “nefesh” es usada tanto para animales como para hombres. Así que el nefesh es el alma natural, biológica, lo que da vida al cuerpo, lo que respira. Los animales son nefesh y basar, alma y cuerpo, pero los hombres tienen algo más, que los animales no tienen, espíritu. Génesis 1:27 dice el hombre fue creado, como está escrito: “Creó, pues, Elohim al hombre a imagen suya, a imagen de Elohim lo creó; varón y hembra los creó.”
El acto de creación del hombre fue cuando el Eterno sopló aliento de vida, “nishmat jayim”, en su nariz y así el hombre fue hecho un ser vivo, un alma viviente, “nefesh jayá”, según Génesis 2:7 entonces el hombre recibió espíritu, que los animales no tienen.
La palabra hebrea para “crear” es “bará” [9] que significa “dar existencia”, “hacer algo que no existía antes”. La palabra aparece tres veces en Génesis 1, en el versículo 1 en relación con el tiempo, el espacio y la materia; en el versículo 21 en relación con la vida animal; y en el versículo
27 en relación con el hombre. Esto nos enseña que hay una diferencia entre lo material y los animales, y entre los animales y los hombres, porque necesitaban actos de creación diferentes para llegar a existir. El cuerpo de los animales fue tomado de la tierra y el alma de ellos fue creada. El cuerpo del hombre también fue tomado de la tierra, pero su alma recibió un toque especial del espíritu del Eterno. Algo nuevo fue creado, diferente al alma animal, es el espíritu del hombre, la vida superior, como está escrito en Juan 6:63: “El Espíritu (de Hashem) es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”
En el Salmo 104:30 está escrito: “Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra.”
Así que cuando el Eterno sopló con su espíritu en la nariz de aquella estatua de barro, que había formado, el hombre fue creado, su vida espiritual empezó a existir, su espíritu fue formado.
La palabra hebrea para espíritu es “ruaj”,[10] que significa “soplo”, “viento”, “aliento”, “respiración”, “ánimo”, “mente”, “ira”, “tempestad”, etc. este amplio significado de la palabra hace que el concepto “espíritu del hombre” es entendido de varias maneras en las escrituras. Puede ser simplemente su aliento, es decir, su vida. También puede significar su intelecto. Y puede significar su vida superior, su vida espiritual. Cada ser humano es el producto de una creación, es decir el Eterno le da vida espiritual, crea su espíritu en el momento cuando su vida biológica de su cuerpo es formada en el vientre de su madre, como está escrito en el Salmo 89:47: “Recuerda cuán breve es mi vida; ¡con qué propósito vano has creado a todos los hijos de los hombres!”
En Isaías 43:7 está escrito: “a todo el que es llamado por mi nombre y a quien he creado para mi gloria, a quien he formado y a quien he hecho.”
Aquí aparecen tres palabras: creado, formado y hecho. Esto podrá aludir al espíritu, alma y cuerpo del ser humano.
En Malaquías 2:10 está escrito: “¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Elohim? ¿Por qué nos portamos deslealmente unos contra otros, profanando el pacto de nuestros padres?”
También está escrito en Zacarías 12:1: “Profecía de la palabra de Hashem acerca de Israel. Hashem que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él...”
Parece que primero hay un acto de creación del espíritu del hombre y luego un proceso de formación de su espíritu.
Cuando el hombre peca voluntariamente por primera vez, su espíritu muere, como está escrito en Romanos 7:9: “Y en un tiempo yo vivía sin la ley (como niño sin conciencia), pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí (mi espíritu perdió la relación íntima con el Padre)”
Esta es la razón por la que el hombre necesita nacer de nuevo, ser regenerado en espíritu, como está escrito en Juan 3:3-8: “Respondió Yeshúa y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Elohim. Nakdimón le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
Yeshúa respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Elohim. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: “Os es necesario nacer de nuevo.” El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”
En las escrituras no hay una enseñanza definida de las diferentes partes del ser humano. Como hemos visto las palabras hebreas pueden ser entendidas de diferente manera, dependiendo del contexto de cada caso. A veces el hombre es visto como un ser doble, con alma y cuerpo, o espíritu y cuerpo. A veces se ve como un ser con tres divisiones, espíritu alma y cuerpo, y a veces incluso cuatro, espíritu, alma superior, alma inferior y cuerpo. En Génesis 2:7 está escrito que el Eterno sopló en la nariz del hombre “nishmat jayim”, aliento de vida. la palabra hebrea para “aliento” es “neshamá”[11] que significa “alma”, aliento”, “soplo”, “espíritu”, “ser vivo”. Esta palabra no se usa en relación con los animales. A parte de ser el aliento del Eterno, la neshamá constituye el alma superior dentro del hombre, como está escrito en Isaías 42:5: “Así dice Elohim Hashem, que crea los cielos y los extiende, que afirma la tierra y lo que de ella brota, que da aliento (neshamá) al pueblo que hay en ella, y espíritu (ruaj) a los que por ella andan”
En Proverbios 20:27 está escrito: “Lámpara de Hashem es el espíritu (neshamá) del hombre que escudriña lo más profundo de su ser.”
Hay tres tipos de vida: biológica, animal y espiritual. En las plantas y los árboles hay vida biológica, también en los cuerpos de los animales y en los cuerpos de los hombres. La vida biológica se puede estudiar de manera química. Está íntimamente conectada con la tierra. En esa vida hay ciertas manifestaciones de sentimientos, voluntad e intelecto. Luego está la vida animal, del alma, del nefesh. Esa vida es superior a la vida biológica. Allí hay manifestaciones más claras de sentimientos, voluntad e intelecto.
La vida espiritual es superior a la vida animal, y allí hay expresiones superiores de sentimientos, voluntad e intelecto. El hombre tiene su existencia en estos tres niveles de vida, la vida biológica en su cuerpo, la vida animal en su alma y la vida espiritual en su espíritu, como dice 1 Tesalonicences 5:23: “Y que el mismo Elohim de paz os santifique por completo; y que todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Yeshúa el Mesías.”
El ser humano es espíritu, alma y cuerpo. Así que si falta uno de ellos el hombre no es hombre, sino una fracción de hombre. Un hombre necesita su cuerpo para ser hombre. No compartimos la idea platónica que enseña que el hombre está encarcelado en su cuerpo y necesita ser liberado de esa cárcel. El cuerpo es parte del ser humano. Hay varias palabras hebreas para hombre. Una de ellas es “adam” [12], “rojo”, y está relacionada con la palabra “adamá” [13] que significa “tierra”. El hombre viene de la tierra por un lado y del cielo por el otro. Así que el hombre es la combinación de la unión entre lo terrenal y lo celestial. El Eterno formó su cuerpo de la tierra y sopló en su nariz y así llegó a ser hombre. El espíritu del Eterno es lo que está dando vida al espíritu del hombre, como está escrito en Job 32:8: “Pero hay un espíritu en el hombre, y el soplo del Todopoderoso le da entendimiento.”
Cuando el espíritu del hombre sale de su cuerpo, el cuerpo muere, como está escrito en el Salmo 146:4: “Su espíritu exhala, él vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus planes.”
En Isaías 57:16 está escrito: “Porque no contenderé para siempre, ni estaré siempre enojado, pues el espíritu (ruaj) desfallecería ante mí, y el aliento (neshamá) que yo he hecho.”
En Eclesiastés 12:6-7 está escrito: “(Acuérdate de Él) antes que se rompa el hilo de plata, se quiebre el cuenco de oro, se rompa el cántaro junto a la fuente, y se haga pedazos la rueda junto al pozo; entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era, y el espíritu (ruaj) volverá a Elohim que lo dio.”
El nuevo nacimiento del hombre implica en primer lugar una regeneración del espíritu humano, como está escrito en Ezequiel 11:19: “Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne”
En Isaías 57:15 está escrito: “Porque así dice el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: Habito en lo alto y santo, y también con el contrito y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los contritos.”
La regeneración del espíritu del hombre es vista como una nueva creación, como está escrito en 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en el Mesías, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.”
En Efesios 4:24 está escrito: “y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Elohim, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.”
En la resurrección, los cuerpos también experimentarán los resultados de la regeneración del espíritu del hombre, para que todo el ser humano sea redimido de la muerte para llegar a ser inmortal, como está escrito en Filipenses 3:21 “el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aún para sujetar todas las cosas a sí mismo.”
El espíritu regenerado del hombre, también llamado “el nuevo hombre”, puede ser fortalecido y crecer, como está escrito en 1 Corintios 14:4: “El que habla en lenguas, a sí mismo se edifica, pero el que profetiza edifica a la congregación.”
El espíritu regenerado actúa a través de la mente, el alma, y la meta en nuestra santificación y crecimiento espiritual es que el espíritu tenga dominio sobre el hombre, en lugar del alma, así como fue al principio antes de la caída en pecado de Adam, como está escrito en Efesios 4:23: “y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente”
Hay veces cuando el espíritu es visto en las escrituras como el intelecto, pero según 1 Corintios 14:14-15 vemos que hay una clara diferencia entre el espíritu del hombre y su mente, su alma, como está escrito: “Porque si yo oro en lenguas, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. Entonces ¿qué? Oraré con el espíritu, pero también oraré con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero también cantaré con el entendimiento.”
En resumen, el hombre puede ser visto de esta manera:
Los animales se componen de un cuerpo y un alma inferior, basar y nefesh, ellos no tienen neshamá. La diferencia entre hombres y animales es que el hombre también es alma superior y espíritu, neshamá y ruaj. En ocasiones la neshamá y la ruaj son vistas como una unidad, llamada “espíritu” y a veces llamada “alma”. El intelecto superior está en la neshamá, y el intelecto inferior está en el nefesh.
Como el pecado entró por el cuerpo, la sede del pecado está allí, pero afecta las emociones, la voluntad y el intelecto del nefesh. En el nefesh están los instintos naturales.
En el alma superior está la emoción, la voluntad y el intelecto superiores, que desean elevarse hacia el creador que sopló aliento de vida en el hombre. En la neshamá están los instintos religiosos.
En el espíritu hay luz cuando tiene relación con el espíritu del Eterno. Si no, allí hay tinieblas, conferenciar: Efesios 5:8; Juan 12:35; 1 Juan 2:11. Si el espíritu no está en contacto directo con el Eterno se vuelve insensible, como una piedra. Ese es el corazón de piedra, del cual se habla en los Profetas.
Una persona que estudia Torá edifica su neshamá, pero si no experimenta la regeneración de su espíritu no tiene la vida espiritual más alta, la vida eterna, como está escrito en Juan 5:39-40: “Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida (en el espíritu).”
La vida espiritual, que produce la regeneración del espíritu del hombre, es administrada por el Hijo, como está escrito en Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna (vida superior espiritual); pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Elohim permanece sobre él.”
En Juan 6:27, 35 está escrito: “Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a éste es a quien el Padre, Elohim, ha marcado con su sello... Yeshúa les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed... Entonces Yeshúa les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.”
En 1 Juan 5:12 está escrito: “El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Elohim, no tiene la vida.”
Así que, no importa cuánto estudiamos Torá, nuestro espíritu no va a ser regenerado por esto, al menos que vayamos al Hijo para recibir vida. Muchos de los pensamientos del judaísmo tradicional son muy bonitos y edifican la neshamá, pero no tienen la fuerza para dar vida al espíritu que necesita ser regenerado, nacer de nuevo. Sólo Yeshúa tiene esa capacidad, como está escrito en Juan 20:22: “Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dice: Recibid el Espíritu de Santidad.”
Querido lector, ¿has recibido esa clase de vida de Yeshúa el Mesías? Si no lo has hecho, es el momento oportuno ahora. Para la lectura y acércate a él y pídele que te dé esa vida que ha prometido según las escrituras. Recíbela luego por fe y vive.
15:13 “en tu misericordia has guiado al pueblo que has redimido; con tu poder los has guiado a tu santa morada.”
La salida de Egipto es una redención. Fue la primera redención que anuncia la redención final, cuando Israel va a ser sacado de todas las naciones de la misma manera como en la primera redención, como está escrito en Jeremías 16:14-15: “Por tanto, he aquí, vienen días--declara Hashem-- cuando ya no se dirá: “Vive Hashem, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto”, sino: “Vive Hashem, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todos los países adonde los había desterrado.” Porque los haré volver a su tierra, la cual di a sus padres.”
En Jeremías 23:7-8 está escrito: “Por tanto, he aquí, vienen días--declara Hashem-- cuando no dirán más: “Vive Hashem, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto”, sino: “Vive Hashem que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado”; y habitarán en su propio suelo.”
15:16 “Terror y espanto cae sobre ellos; por la grandeza de tu brazo quedan inmóviles, como piedra, hasta que tu pueblo pasa, oh Eterno, hasta que pasa el pueblo que tú has comprado.”
La redención del pueblo es vista como una compra. El precio fue la sangre del cordero, como está escrito en 1 Pedro 1:18-19: “sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre del Mesías.”
15:17 “Tú los traerás y los plantarás en el monte de tu heredad, el lugar que has hecho para tu morada, oh Eterno, el santuario, oh Señor, que tus manos han establecido.”
Rashí se basa en los midrashes [14] y dice que este texto indica que el santuario terrenal está centrado frente al Trono celestial que el Eterno ha hecho.
15:20 “y Miryam la profetisa, hermana de Aharón, tomó en su mano el pandero, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y danzas.”
Miryam tenía alrededor de 90 años en esa ocasión. Ella es llamada profetisa. él espíritu profético se manifiesta de dos maneras, como calor y como luz, como inspiración y como revelación, como poder y como verdad. En este momento estaba operando la profecía de manera inspiradora, para cantar y para danzar. Los cantos y las danzas inspirados por el espíritu manifiestan la gloria del Eterno. Esto también es profecía, conferenciar: 1 Samuel 10:5; 19:20; 1 Crónicas 25:1.
Aquí vemos que en Israel no es sano que las mujeres dancen junto con los hombres. Los hombres danzan aparte y las mujeres aparte.
15:21 “y Miriam les respondía: cantad a Hashem porque ha triunfado gloriosamente; al caballo y su jinete ha arrojado al mar.”
La palabra “respondía” nos enseña que fue un canto de intercambio entre las demás mujeres y su líder. Miryam decía cantaba una frase y las demás repetía y luego ella decía otra frase y las demás repetían. Así fue como Moshé cantó su canción junto con el resto del pueblo de Israel, conferenciar: 15:1.
15:22 “Moshé hizo partir a Israel del mar de cañas, y salieron hacia el desierto de Shur; anduvieron tres días en el desierto y no encontraron agua.”
El Midrash[15] dice que los hijos de Israel no querían partir del mar de cañas porque no habían terminar de despojar a los egipcios. Otra razón es que en ese lugar experimentaban la gloria de la presencia del Eterno, la Shejiná.
Los tres días aluden a la resurrección del Mesías. Este versículo fue usado por los profetas para establecer la norma de que no se puede dejar pasar más de tres días sin leerla Torá en público. Por esto se lee la Torá en las sinagogas el segundo y quinto días de la semana, aparte del Shabat.
15:25 “entonces él clamó a Hashem, y Hashem le mostró un árbol; y él lo echó en las aguas, y las aguas se volvieron dulces. Y les dio allí un estatuto y una ordenanza, y allí los puso a prueba.”
Esto alude a la muerte del Mesías sobre un árbol que transforma la amargura del hombre en dulzura.
Aquí el Eterno empieza a instruir a su pueblo en sus mandamientos.
15:26 “y dijo: Si escuchas atentamente la voz de Hashem tu Elohim, y haces lo que es recto ante sus ojos, y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, Hashem, soy tu sanador.”
Las enfermedades son producto de la maldición que hay en la naturaleza por causa del pecado que trajo muerte a este mundo. La enfermedad es el primogénito de la muerte, como dice Job 18:13: “Devora su piel la enfermedad, devora sus miembros el primogénito de la muerte.”
La enfermedad es una alteración del buen funcionamiento del cuerpo. Es un atentado contra la vida. Según Deuteronomio 28:61 todas las enfermedades son maldiciones. Estas maldiciones pueden alcanzar al hombre por varias razones:
• Porque vive en un mundo que ha sido sometido a la maldición y la corrupción por causa del pecado original.
• Por no cuidar el cuerpo y exponerlo a peligros pudiendo evitarlos.
• Porque no cumple los mandamientos del Eterno, y así trae maldición sobre sí que produce ciertas enfermedades.
• Por un castigo directo del Eterno por causa de un corazón no arrepentido.
El Eterno puede sanar de diferentes maneras. En la naturaleza ha puesto mecanismos que producen sanidad en el cuerpo. Los médicos y la medicina no pueden sanar un cuerpo enfermo, sólo ayudarlo a sanar por sí mismo. La misma vida tiene poder sobre la muerte. La enfermedad es un poder que viene de la muerte y la vida que hay en nuestros cuerpos está superando constantemente ese poder mortal que obra en nuestros cuerpos mortales. La muerte nos llega cuando la vida que hay en nuestro cuerpo ya no pueda resistir el primogénito de la muerte o cuando ha llegado el tiempo de terminar nuestra vida en este mundo. (Hay personas que mueren sin estar enfermas, sólo entregan el espíritu y su cuerpo muere.)
Ahora, el Eterno obra sanidad indirectamente mediante los mecanismos naturales que ha puesto en nuestros miembros, que constantemente están combatiendo las enfermedades internas y externas de nuestro medio ambiente. De esa manera nos sana como creador.
También nos puede sanar de manera sobrenatural, por medio de intervenciones divinas en nuestros cuerpos. En tal caso nos sana como Sanador, como dice en este texto.
El texto nos enseña varias cosas:
• El Eterno puso sobre los egipcios enfermedades (directamente e indirectamente).
• El Eterno no pondrá sobre los hijos de Israel ninguna de esas enfermedades cuando escuchan, obedecen y guardan sus mandamientos. Así el Eterno actúa indirectamente como Sanador, pero en función de Protector.
• En el caso de que hayan desobedecido los mandamientos y a consecuencia de ello están sufriendo alguna enfermedad, podrán experimentar la sanidad divina por medio de una intervención sobrenatural, en el caso de que haya teshuvá, arrepentimiento de los pecados. En ese caso el Eterno actuará como Sanador.
En Jacobo (Santiago) 5:15 está escrito: “y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si ha cometido pecados le serán perdonados.”
Vemos en este texto que no todos los enfermos de los santos están enfermos por causa de pecados. El pecado personal es una de las muchas razones por las cuales una persona puede enfermar. Pero en todo caso, las enfermedades no son una bendición, aunque el Eterno es capaz de tornar cualquier maldición en bendición. Las enfermedades son un ataque contra el propósito de vida que el Eterno tiene para mi cuerpo. Mi cuerpo no fue creado para estar enfermo sino para estar sano. Por esto el Mesías vino no solamente para morir para quitar nuestros pecados, sino también para quitar nuestras enfermedades y así crear una base para que estas promesas de sanidad completa puedan ser efectivas en el pueblo de Israel, como está escrito en Isaías 53:4-5: “Ciertamente él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Elohim y afligido. Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre él, y por sus heridas hemos sido sanados.”
En Deuteronomio 7:15 está escrito: “Y Hashem apartará de ti toda enfermedad; y no pondrá sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto que has conocido, sino que las pondrá sobre los que te odian.”
En el Salmo 103:3 está escrito: “Él es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades”
La sanidad corporal es parte del pacto entre el Eterno e Israel, y este pacto fue apoyado, confirmado y renovado por medio del Mesías Yeshúa, conferenciar: Éxodo 23:25; Salmo 30:2 (Hebreos 3); 41:3 (4); 107:20; Proverbios 4:20-22; Mateo 8:16-17; Marcos 16:18; 1 Pedro 2:24; Romanos 8:10-11.
3° Aliyá
13:17 - 17:16

Shemot / Éxodo
16 °Parasha / Beshalaj
"Cuando envió"

