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Camino # 30:
Ser Amado por los Demás
 Por. Rav Noaj Weinberg ztz"l

Camino # 30: Ser Amado por los Demás

 

 Por. Rav Noaj Weinberg ztz"l

 

A veces exhibimos una actitud que pareciera decir: “No necesito a nadie. Soy autosuficiente!”.

La palabra Ahuv en hebreo, literalmente significa “ser amado”. Ya sea en el ámbito de las relaciones familiares, comerciales o sociales, el ser humano tiene una profunda y natural necesidad de ser amado. Es tan necesario como el aire que respiramos. Por cierto, el amor debe ganarse. El Rey Salomón dijo: “Tal como el agua refleja un rostro, así también el corazón de la persona”. En otras palabras, si proyectas frialdad, despertarás frialdad; si proyectas calidez, despertarás calidez.

Cuando las personas te aman, desean que seas sabio y próspero. Te invitarán a eventos sociales y serán clientes frecuentes tuyos. Te darán consejos acertados y con gusto aceptarán lo que tengas que ofrecer. Tendrás éxito en todas las áreas de la vida.

¿Qué amas en los demás?

Comencemos definiendo el amor como “gozar de las virtudes de otra persona”. De ahí nace la expresión “conocerle es amarle”. Redacta una lista de las personas a quienes amas. Estúdiala y pregúntate: ¿Qué es lo que me complace de ellas? Después de examinar las virtudes, tendrás los fundamentos para desarrollar una verdadera relación afectiva. En cambio, para ser amado por los demás, tus virtudes deben manifestarse ante sus ojos. Haz por ellos lo que te gustaría que hicieran por ti. Esto te identificará como una fuente de placer, y todos aman a quienes les dan placer.

Una regla general consiste en estar siempre contento y optimista. Resulta agotador estar con personas depresivas que se quejan por cualquier cosita. Si rebosas de felicidad y vitalidad, sin duda serás bien amado.

Comunicar el amor

Todo padre ama a sus hijos. Entonces, ¿por qué tantos hijos se sienten rechazados? Porque “sentir” amor hacia los demás es tan sólo una parte del proceso. También debemos “comunicar” ese afecto. Muchos hijos sólo captan el enfado y las críticas de sus padres y, por ello, captan un mensaje equivocado. Para comunicar amor, debes demostrar que entiendes, valoras y obtienes placer de la esencia de la otra persona. Debes reflexionar detenidamente sobre el bien que hacen los demás y dejar de centrarte en sus defectos. A menudo somos más corteses y atentos con gente a la que escasamente conocemos!

Esfuérzate por mostrarles a los demás que los aprecias. Ensaya las frases “me gustó lo que dijiste”, “qué gusto que hayas venido”, “lo hiciste a la perfección”, etc. Empero, no debes confundir los cumplidos con la adulación (es decir, alabanzas insinceras). El judaísmo prohíbe la adulación porque conduce al error y a la manipulación. Debes estar seguro de que el aprecio que expresas refleje sinceridad, y no sólo tu esfuerzo por ganarte los favores de otra persona.

En el dar yace la clave

La manera más eficiente de ser amado es dar a los demás. Cuando das placer físico, material, emocional o espiritual – sin condiciones de por medio - los otros sin duda te amarán. En la práctica, ¿cómo puede alguien convertirse en un “dador”? La respuesta es sencilla: debe comenzar a dar. Hay quienes dicen “Sólo puedo dar a quienes amo”. Esto es un error. En hebreo, “dar” se dice hav, cuya raíz es idéntica a la de ahavá, “amor”. El judaísmo sostiene que el dar conduce al amor. Cuando yo te doy, invierto en ti una parte de mí mismo.

Entonces te vuelves más apreciado ante mis ojos y te amo. Por ello es que un padre ama a sus hijos por sobre todas las cosas, dado que representan su mayor inversión en la vida. Debes decidir, a nivel intelectual y emocional, que el ayudar a los demás formará parte de tu filosofía de vida. Algunas sugerencias: visita a personas internadas en el hospital de tu ciudad; invita amigos a una cena de Shabat; ofrécete para servir alimentos en albergues para personas sin hogar; o lava los platos en tu casa, incluso cuando no sea tu turno. Emula a D'os y sé un dador. Hazlo con gusto y conviértete en fuente de inspiración para que quienes te rodean sigan tus pasos.

Tu placer es su placer

Darle placer a los demás nos proporciona una enorme fuente de placer. Dar placer imbuye nuestra vida con un sentido de dirección y significado, porque podemos apreciar el impacto positivo que somos capaces de generar. Entonces, ¿por qué no lo hacemos constantemente? Porque estamos demasiado ocupados persiguiendo nuestro propio placer, envueltos en nuestro propio narcisismo.

Sal de tu mundo pequeño y egoísta. Extiende una mano. Tan sólo con decir “hola” podemos levantarle el ánimo a los demás y demostrar que nos preocupamos por ellos. Las cosas sencillas pueden hacer una diferencia enorme!

En el matrimonio en particular, el dar representa el pilar de la relación. Cuando dos personas se concentran en darse la una a la otra, la relación fluye en ambas direcciones, conectando, uniendo y forjando los lazos interpersonales. Pero cuando ambos se afanan en tomar para sí, entonces la dinámica los atrae en direcciones opuestas, generando fatiga y tirantez. Por desgracia, en la actualidad muchas personas se casan con la intención de sacar más provecho de la vida y no de dar placer. ¿Cuánto puede sobrevivir un matrimonio en esas condiciones?

Amor y admiración

Debes distinguir entre “amor” y “admiración”. Ser admirado significa que se nos respeta por nuestros logros. Pero ser amado significa que se nos aprecia por la esencia de quienes somos, incluyendo nuestros defectos! Aunque tus logros ganen la admiración de los demás, eso no te llevará al amor. Quien se afana por conseguir la admiración de los demás, por lo general la pierde - pero el amor de los demás es para toda la vida.

Temor al afecto

Un requisito para que te amen es que tomes, en tu fuero interno, la decisión de permitirte ser amado. ¿Por qué las personas huyen del afecto? Temor al daño emocional (una vez que bajas tus defensas, te pueden herir) Temor a conocerse mejor a sí mismas (si los demás se nos acercan demasiado, provocan que nos abramos). Sencillamente, una preferencia por estar solos. Si sientes que tienes alguno de estos problemas, debes fijarte como tu mayor prioridad resolverlos. Hasta que eso no suceda, estarás ahuyentado el amor de los demás.

El mayor obsequio de todos

El mayor obsequio que le puedes dar a una persona es la sabiduría. Puedes usar un par de calcetines durante un año, pero darle a alguien una perspectiva correcta puede cambiar su vida para siempre. De ahora en adelante, cuando oigas alguna perla de sabiduría, piensa en cómo podrás utilizarla para darle placer a los demás. No te olvides de “envolver para regalo” esa sabiduría, es decir, céntrate en la persona con quien estés hablando y haz esa sabiduría relevante para ella. No aburras ni ofendas a los demás, ni te limites a pronunciar las palabras en forma directa y fría. Incluso si estás repitiendo una idea “antigua”, trasmítela con el mismo entusiasmo que sentiste la primera vez que la oíste. Como mínimo, no les provoques dolor a los demás. No critiques ni digas “Es por tu propio bien”. Sé consciente de los sentimientos de los demás. Reflexiona sobre quiénes son y qué necesitan. Sé amistoso. Ayúdales. Comparte sus problemas.

El otro lado de la moneda es que si realmente quieres adquirir más sabiduría para ti mismo, debes aprender a ser un buen alumno. Presta atención y crece como persona. Esto le da placer a tu maestro y él/ella querrá enseñarte más. ¿Por qué el “ser amado” constituye un ingrediente de la sabiduría? Dar placer a los demás constituye tu placer. Ver las virtudes de los demás es una de nuestras mayores virtudes. Si amas a los demás de esta forma, ellos también te amarán. El primer lugar donde debes empezar a demostrar afecto es en tu propia familia. El amor fomenta la unión. Y en la unión está la fuerza.

 

Biografía del autor: Rav Noaj Weinberg fue el fundador y director de Aish HaTorah Internacional. Por más de 40 años con sus programas educacionales atrajo a cientos de miles de judíos de vuelta a su herencia. Que la lectura de este artículo sea un mérito para elevar su alma.

 

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