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Camino #31:
Busca el Placer Último
 por Rav Noaj Weinberg zt"l

Camino #31: Busca el Placer Último

 

Por Rav Noaj Weinberg zt"l

 

Podemos tener muchísimo dinero, amor y poder, pero ningún ser humano se siente verdaderamente satisfecho a menos que esté en contacto con la dimensión trascendental.

Por favor ten en mente que tu estudio de los "48 Caminos Hacia la Sabiduría" sea en mérito de Rab Noaj Weinberg zt''l, el querido fundador de Aish HaTorá – Israel Noaj ben Itzjak Matityahu.

Todos hemos tenido alguna vez momentos en los cuales nos sentimos impresionados por el esplendor de la vida, ya sea el nacimiento de un bebé, el cielo lleno de estrellas, una magnífica pieza musical o una espectacular puesta de sol. Estas vivencias son simultáneamente fuente de emoción y de sosiego, permitiéndonos romper las cadenas de nuestras propias limitaciones y fusionar nuestro ser (relativamente) diminuto e insignificante con la Unidad Infinita y Trascendente.

Si las creaciones de Dios pueden impactarnos hasta tal grado, cuánto más podría hacerlo una vivencia con el mismo Creador. Date cuenta de que lo que realmente deseas es conectarte con aquello que abarca todos los placeres habidos y por haber. Imagina a alguien que se dedica a viajar por el mundo entero buscando experiencias emocionantes. Ahora dile que, en el cuarto contiguo, "¡puede sentarse a hablar con Dios durante una hora!". ¿¡No sería acaso la máxima experiencia!? ¿Cuánto estaría dispuesto a pagar este viajero por una experiencia de este tipo?

El camino 31 de los 48 caminos es "Ohev et HaMakom" que literalmente significa "Ama el Lugar". En el judaísmo, a Dios se le conoce como "el Lugar", porque Dios no forma parte del universo sino que, "el universo forma parte de Dios". Él creó el espacio y el tiempo a la vez. No existe lugar donde no se encuentre Dios y, por ende, todos los lugares se encuentran en Él. Dios es el "Lugar" porque trasciende al universo en su totalidad.

Los 48 caminos nos ordenan amar "el Lugar". ¿Por qué? Si comparamos los demás placeres con amar a Dios, todos los demás placeres son insignificantes. Podemos disfrutar de una pizza deliciosa, bóvedas rebosantes de dinero, amor y poder, pero los seres humanos anhelan trascender la rutina del diario vivir. Por ello, el misterio, la magia y los milagros embelesan nuestra imaginación.

En definitiva, nadie puede sentirse verdaderamente satisfecho a menos que vaya más allá de su existencia material y se conecte con la dimensión trascendental e infinita, pues nada limitado y arraigado en este mundo puede siquiera compararse con el infinito.

Un Precio Elevadísimo

Para obtener el máximo placer, debemos pagar un precio exorbitante: ¡Gratitud! Para amar a Dios, debes aprender a valorar todo lo bueno que ha hecho por ti. Eso significa desechar la fantasía de que tú eres responsable de tus logros, admitiendo a la vez que todo lo que tienes o posees es un obsequio de Dios.

¿A qué se debe que nos resulta tan difícil sentir gratitud y mantenerla? El ego de la persona está siempre deseoso de reconocimiento e independencia y, por ello, rehúsa la noción de sentirse en deuda con un Poder Superior. ¡Preferimos creer que logramos todo con nuestro propio esfuerzo! Una forma de adulterar nuestra relación con Dios es pensar que alguien más satisface tus necesidades. Si piensas que tu carrera o tu pareja representan la máxima satisfacción, te equivocas, pues todas esas cosas pueden desvanecerse. ¡Sólo Dios posee el poder absoluto y sólo Él es eterno!

Para apreciar cuán valioso es el obsequio de Dios, debes darte cuenta de que todas tus carencias, sin excepción, no son nada si las comparas con lo que ya posees. Tus ojos, por ejemplo. No podrías comprarte un ojo ni por un millón de dólares y, sin embargo, Dios te dio en forma absolutamente gratuita - un par de ojos que funcionan con mayor precisión, rapidez y eficiencia que los más sofisticados dispositivos electrónicos de visión digital.

Amar a Dios es algo relativamente sencillo, puesto que todos los placeres de este mundo se relacionan con la esencia de Dios, que es la fuente de todo placer. Por ejemplo: Conducir un automóvil = el placer del poder = Dios/ Cabalgar = el placer de la independencia = Dios/ Escuchar Música = el placer de la armonía = Dios/ Bailar = el placer de sentirse vivo = Dios

Fomentar nuestro amor por Dios significa apreciar el increíble don de la vida. Debes esforzarte para apreciar el placer incluso en cosas sencillas, como el sabor de una fruta, el hecho de respirar, la fuerza de gravedad, etc. Pregúntate, "¿Cómo podré incorporar esta experiencia como un factor constante en mi vida?".

Una vez que valores los placeres de la vida, entonces podrás identificar a Dios como la Fuente invisible de todo. Así como cada pincelada que Picasso dio en sus lienzos lleva su marca personal, así también todo lo que se encuentra en este mundo lleva la marca personal de Dios. Tan sólo debes saber identificarla.

Desarrollando Amor por Dios

Dios, el "Lugar", se encuentra en todas partes permanentemente. Si te comportas como si Dios estuviera aquí tan sólo en ciertas ocasiones, o que no se preocupa demasiado de ti, o que no presta atención a las minucias de tu vida, entonces en efecto, una relación estrecha con Dios resultará imposible. Por ello, debes ser consecuente. Si deseas que tu vida esté plena de significado y trascendencia –y esa es la realidad- entonces tienes que tener en mente que Dios se encuentra en todas partes a cada instante, prestándote atención a ti... aguardando que le prestes atención a Él. De hecho, esta es la máxima meta para la cual fue creado el hombre. Fuimos enviados a este mundo para vencer los espejismos (de la vida material ff) y utilizar nuestro libre albedrío para forjar una relación con Dios. Él podría haber fabricado robots, pero no es eso lo que Dios desea. Él quiere una relación real, una que nosotros mismos escojamos.

Dado que este nivel es difícil de alcanzar, la vida judía cotidiana incorpora varios recordatorios. Por ejemplo, colocamos una Mezuzá en el marco de la puerta. Hay quienes piensan que se trata de un ritual supersticioso para ahuyentar los fantasmas, pero si abres una Mezuzá y lees lo que se encuentra en su interior, aprenderás sobre uno de los mayores placeres de la vida; que Dios es Uno, que Él es un Dios personal que se preocupa por nosotros y que hace todo exclusivamente en beneficio nuestro. Reflexiona sobre lo que está escrito adentro. Bésala cuando entres y cuando salgas, para mantenerte enfocado en el objetivo de tu vida.

También decimos el "Shemá", una vez por la mañana y otra por la noche. ¿Qué dice el Shemá? "Amarás al Eterno, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus recursos". (Deuteronomio 6:5)

Existen tres caminos para desarrollar nuestro amor por Dios, que se corresponden con los tres aspectos enumerados en el versículo: corazón, alma y recursos. Examinémoslos uno por uno...

1) Amor a Dios a Través de la Torá

¿Cómo podemos descubrir la senda hacia una vida llena de significado? A través del estudio de la Torá. La Torá es la epístola de Dios para el mundo. Por eso, mientras más Torá estudies, más podrás amar y apreciar la sabiduría de Dios, la máxima e infinita fuente de sabiduría. Y, a la vez, podrás establecer una mejor relación con Él. Cuando realmente empiezas a estudiar Torá, te das cuenta de que si algo parece no tener sentido, debes devanarte los sesos para dar con la respuesta... porque sabes que la Torá es intrínsecamente perfecta. Entonces cada vez que logras resolver una dificultad en el estudio, el placer que obtienes te motiva a desear más y más.

¿Cómo podrías lograr cambiar tus deseos para con Dios? Si te das cuenta de que Dios y Su Torá abarcan el término "significado" en su máxima expresión, la lógica dicta que coloques tus metas y deseos personales en segundo plano para poder cumplir con la voluntad de Dios. Te das cuenta de que nada más te puede brindar ese significado para la vida y abandonarás todo lo que no guarde consecuencia con la voluntad de Dios.

A fin de cuentas, reconocerás que cualquier deseo de contravenir la voluntad de Dios abrirá una brecha entre tú y Él. Una vez consciente de esto, querrás eliminar estas barreras, no sencillamente porque la Torá te ordena hacerlo, ¡sino porque no podrás soportarlas! Se interponen y obstaculizan tu relación con Dios. Cuando reconocemos que no existe nada más precioso que estar cercanos a Dios, entonces cada rasgo defectuoso de nuestra personalidad (Ego ff) es visto como un infiltrado que busca quebrantar esa relación y, en consecuencia, intentamos animosamente eliminar esos defectos. (Como la mujer que ama al marido y espanta a los admiradores ff) Si te identificas con tu alma, buscarás alcanzar esta meta toda tu vida. Eso significa "amar a Dios con todo tu corazón". (es quitar el que yo quiero, por el que quiere Él)

2) Amor a Dios a Través de la Historia

También podrás amar a Dios mediante el estudio de la historia, tanto la tuya personal como la historia nacional del pueblo judío. Contempla las cosas que Dios ha hecho por ti, cómo te dio la vida y te sostiene permanentemente. Él permite que respires y que tus órganos funcionen; te dota con toda la fuerza y las habilidades que posees. Empero, los obsequios no bastan. Si realmente te preocupas de alguien, querrás establecer una relación con él. ¿Qué pasa si esa persona te ignora? Haces algo para llamar su atención.

Así es como Dios interactúa con nosotros. Dios nos prodiga obsequios sin cesar y, asimismo, hará algo para despertarnos si dejamos que nuestra vida se maneje por la inercia. Él no nos castiga (Más que un castigo ff); tan sólo quiere que nos desperecemos: "¡Hey! Soy Yo, Dios. ¡Te echo de menos!".

Valora como Dios te cuida constantemente. Él dice: "¿Realmente quieres vivir? ¿Quieres que tu vida tenga significado? ¿Quieres realizarte? Quizás has tomado el rumbo equivocado. Tal vez pueda ayudarte. ¡Préstame atención!". Analiza tu historia personal. No pienses que has logrado luchar y sobrevivir a pesar de inmensos obstáculos. Por el contrario, ha sido Dios quien te concedió la oportunidad de crecer. Él organiza los sucesos de tu vida según tu conjunto especial de circunstancias, para así enseñarte y guiarte en cada momento y etapa.

También puedes dar un vistazo a la historia universal y observar cómo Dios ha garantizado la supervivencia del pueblo judío contra todas las probabilidades. Formando parte de la eterna cadena del pueblo judío, podrás apreciar la forma excepcional en que Dios se ha preocupado por ti. Si alguien te demuestra que está absolutamente dispuesto a ayudarte, tú a la vez disfrutarías en esforzarte por esa persona. Por ello, la intensidad del placer que sientes al cumplir con los preceptos de Dios es indicativa del nivel de "Amor a Dios" que hayas alcanzado.

Amor a Dios significa maximizar nuestro anhelo de estar cerca de Dios. No te quedes sentado esperando ‘sentirlo', búscalo con perseverancia. Hazlo con inteligencia. Debes estar dispuesto a invertir tiempo y esfuerzo en obtener este placer. Si el esfuerzo que inviertes en servir a Dios no conoce límites, significa que has logrado "amar a Dios con toda tu alma".

3) Amor a Dios a Través de la Naturaleza

Si observas la naturaleza y reconoces que todo lo que Dios puso en este mundo es un obsequio, llegarás a amarle. Y mientras más analices la genialidad, belleza y simetría fenomenal de la naturaleza, más apreciarás la perfección y la bondad de su Creador. Con el correr del tiempo, la ciencia ha realizado innumerables hallazgos, no obstante, sólo ha escarbado la superficie de las maravillas que esconde la naturaleza.

Al contemplar las majestuosas Cataratas del Iguazú, quedamos boquiabiertos. Al observar una pradera cubierta por la nieve recién caída, nos invade la tranquilidad y, cuando los relámpagos iluminan el negro firmamento, nos sentimos a la vez conmovidos y estimulados.

Un prerrequisito, si deseas con sinceridad que la naturaleza te deje impresionado, es tener la mente completamente abierta. Tienes realmente que desear saber, sin prejuicio alguno, "¿Qué me está diciendo la naturaleza?".

Observa cómo la naturaleza fue diseñada para satisfacer todas nuestras necesidades, tanto físicas como emocionales. Por ejemplo, los alimentos no se limitan a proveernos un sustento alimenticio, sino que incluyen un sinnúmero de beneficios adicionales. ¡Cada fruto posee su belleza, sabor, forma, color y olor singular! Imagínate si alguien te diera un automóvil como regalo y luego te lo pidiera prestado: accederías gustoso a que lo maneje. Lo mismo se aplica a Dios. Él te da un universo colmado de riquezas materiales. Entonces, si nos pide comer alimentos casher o redistribuir un 10 por ciento de nuestros ingresos para beneficencia, resulta difícil objetar. Este reconocimiento te lleva a "amar a Dios con todos tus recursos".

El Deseo de Compartir con los Demás

Una manifestación del amor a Dios que sobresale por su importancia es el deseo de compartirlo.

Cuando amas a Dios y observas a otras personas que buscan con afán satisfacer toda clase de intereses vanos, te duele. ¿Por qué? Porque te da lástima ver a otro ser humano perdiendo la oportunidad de gozar un placer tan increíble. Entonces, cuando te entusiasma estar cerca de Dios a más no poder, quieres que toda la humanidad pueda tener esa relación también.

Esto no se compara a las personas cuyos celos se encienden cuando la atención de su ser amado está enfocada en otra dirección. Cuando de Dios se trata, no te dan celos cuando ves a otras personas relacionándose con Él, pues Dios es infinito.

¿Por Qué el "Amor A Dios" es un Ingrediente de la Sabiduría?

  • Cada ser humano anhela lo trascendente.

  • Gozamos de la infinita belleza, gracia, poder, sabiduría y significado de nuestro Creador.

  • Las personas evaden a Dios porque temen que los limitará. Y sin embargo, están dispuestas a escalar montañas en busca del máximo placer trascendental.

  • Los artistas piensan que tienen el secreto, pero se quedan cortos. Dios es la verdadera experiencia estética.

  • Ama a Dios por los obsequios que te da: manos, piernas, ojos, etc.

  • Si sientes el amor de Dios por ti, Le corresponderás con amor.

  • El placer de un obsequio depende de la persona que te lo da. Aprecia lo que Dios es.

  • Puedes identificar cada placer con Dios como su fuente original. Siente permanentemente Su presencia.

  • Si decides constantemente amar a Dios, entonces te esforzarás por hacerlo.

  • La mejor forma de lograr amar a Dios es preguntarte siempre: "¿Cuál es mi meta en la vida? ¿Qué quiero obtener de la vida?".

 

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