

Camino #32:
Ama a la Humanidad
por Rav Noaj Weinberg zt"l
Camino #32: Ama a la Humanidad.
por Rav Noaj Weinberg zt"l
Toma conciencia de las maravillosas habilidades humanas de comunicar, lograr y crear. ¡Que increíbles herramientas! Por favor ten en mente que tu estudio de los "48 Caminos Hacia la Sabiduría" sea en mérito de Rab Noaj Weinberg zt''l, el querido fundador de Aish HaTorá – Israel Noaj ben Itzjak Matityahu.
Imagina que estás en una isla desierta y nunca antes has visto a otro ser humano. Cuando te encuentras con uno por primera vez, estás emocionadísimo. Él camina, habla y piensa. Te das cuenta de que es un hermoso e increíble reflejo de Dios. Cuán irónico es el hecho de que si te topas con esa misma persona en tu ciudad, probablemente serás indiferente.
Nuestro error es que damos por sentado el hecho de que hay personas. Hay tantas que nos aburrimos.
El camino número 32 de los 48 caminos hacia la sabiduría es: "Ohev et habriot", que literalmente significa "ama a la creación". Más específicamente, esto nos enseña a amar a los seres humanos, la cúspide de la creación. Esto no implica que tengamos que ignorar a todo el resto de lo que nos rodea. Por el contrario, si amamos a las personas, entonces de ahí fluirá naturalmente el amor hacia los animales, árboles y el resto de la creación.
No basta con amar a nuestro cónyuge, ni siquiera basta con amar a Dios. También debemos amar a la humanidad en su totalidad. Esto parece inalcanzable, pero constituye el ideal judío. El odio y la cizaña son aberraciones; la paz entre la humanidad es el camino correcto. Esto es lo que nos dice la Torá en forma explícita: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Podemos conectarnos con todos los seres humanos y amarlos. Aprecia la belleza de la habilidad humana para comunicar, lograr y crear. Esto es parte integral de cada ser humano. ¡Son creaciones absolutamente fantásticas!
Haz Una Lista De Virtudes
¿Qué significa exactamente "amar" a los demás"? La definición del amor es "el placer de identificar a las personas con sus virtudes". Para enfocarte en el objetivo de apreciar la belleza de cada ser humano, intenta hacer una lista de sus virtudes. Mientras más sean las virtudes potenciales de las que eres consciente, más apreciarás a los demás. Comienza con las virtudes obvias y después intenta avanzar hacia las más difíciles. Una buena forma consiste en observar a las personas que disfrutas, las que te complacen, y analiza el porqué de ese sentimiento positivo. Pregúntales sus ideas a los demás también. Tendrás, al fin y al cabo, una lista exhaustiva que te ayudará a amar a toda clase de personas.
Por último, asígnale prioridades a tu lista: Identifica cuáles virtudes son más importantes que otras. No puedes amar a todas por igual.
Conviértete en un ‘experto' y distingue entre una virtud y otra. Aquí te sugerimos algunas virtudes con las cuales empezar: Aceptador / Consumado / Intrépido / Afable / Altruista / Ambicioso / Apreciativo / Articulado / Asertivo / Atento / Equilibrado / Valiente / Calmado / Preocupado / Cauteloso / Carismático / Caritativo / Alegre / Compasivo / Seguro / Consciente / Consecuente / Cooperador / Creativo / Firme / Honorable / Diplomático / Tranquilo / Eficiente / Enérgico / Entusiasta / Expresivo / Justo / Flexible / Indulgente / Amistoso / Generoso / Tierno / Habilidoso / Trabajador / Saludable / Honesto / Humilde / Idealista / Reflexivo / Conocedor / Lógico / Afectuoso / Leal / Maduro / Metódico / Ético / Ordenado / Abierto / Optimista / Organizado / Original / Paciente / Persistente / Educado / Práctico / Productivo / Puntual / Realista / Relajado / Confiable / Erudito / Confiado / Sincero / Diestro / Espiritual / Dulce / Talentoso / Ahorrativo / Tolerante / Versátil / Cálido / Sabio. (Lista adaptada del libro "Comienza Ahora Nuevamente", de Rab Zelig Pliskin)
La Lista de Afectos
Ahora mismo, redacta una lista de todas las personas a quienes amas. ¿A cuántas personas anotaste? ¿Dos? (debajo de promedio) ¿Diez? (promedio) ¿Veinte? (arriba del promedio) Cuando piensas en todo el placer que da el amor, ¿no es una pena que nuestra lista no incluya a todas las miles de personas que conocemos durante nuestra vida?
Nuestra tarea es buscar lo bueno en todas las personas. Mientras no sepamos hacer esto, sólo amaremos a un ínfimo porcentaje de personas. Date cuenta de cuánto más larga sería tu lista si empezaras a concentrarte conscientemente en las virtudes de las personas y no en sus defectos. En cada oportunidad, concéntrate en las virtudes de tus vecinos, familiares, jefe, empleados, clientes, etcétera.
Concentrarnos en los defectos es el principal error cometemos en nuestras relaciones humanas. Si te desagrada alguien, es porque te enfocas en lo incorrecto. Intenta hacer una lista de personas que te desagradan... y observa cuántas virtudes realmente poseen. No puedes odiar las virtudes ni amar los defectos. Tan sólo puedes escoger con cuáles elementos identificar a una persona.
La Virtud de Cada Ser Humano
Como mínimo, las personas poseen al menos una virtud que todas comparten: poseen un alma Divina, creada a imagen y semejanza de Dios. Sin importar cuán bajo haya caído una persona, cuán desagradable sea, aún le queda una enorme virtud en "potencial". Cada persona es un ser intelectual, con libre albedrío y un profundo deseo de asemejarse a Dios. Todo depende de "en qué nos enfocamos". Los padres aman a sus hijos a pesar de sus defectos, a pesar de que se pelean, a pesar de que son egoístas. ¿Qué es lo que aman de ellos? Que son inteligentes, llenos de potencial y vitalidad. Están vivos.
La verdad es que cada ser humano quiere ser bueno y moriría por ese ideal. Imagina a una persona grosera y egoísta. Si le dices "Mata a estos 1,000 niños o te mataremos". Él responderá "Mátenme". Eso es la esencia de un ser humano. Para amar a la humanidad, sé sensible hacia aquellas virtudes que comparten todas las personas. Todos buscan la bondad y la verdad. Es esta chispa divina la que nos distingue de los animales y nos dota con el máximo potencial: ¡El libre albedrío! (que no es una virtud pequeña, por cierto).
Amar o Ser Amado
¿Cuál placer crees que es mayor, amar o ser amado? Dar amor es el placer mayor. Cuando percibes las profundas virtudes de otra persona, ya sea su honestidad, su compasión o su inteligencia, eres capaz de compartir esa belleza.
En las raíces de nuestra eterna lucha por amar subyace un conflicto entre el cuerpo y el alma. El alma quiere amar a los demás, porque dar amor es uno de los más profundos placeres que el alma puede sentir. El alma quiere trascender y conectarse con todas las demás almas. En un nivel más profundo, el amar a las personas es una forma de contactarnos con el amor de Dios. Esto es así porque en la dimensión espiritual no existen límites convencionales entre las entidades. Todo es uno. El cuerpo, por otro lado, prefiere recibir amor, esto es menos exigente y más cómodo. Observa cómo te sientes. Si buscas que te presten atención, significa que el cuerpo tomó las riendas de tu ser.
Intenta conectarte conscientemente con el anhelo del alma de amar a los demás. Al principio es difícil y debes esforzarte para que tu cuerpo acepte. Pero después de que te acostumbras a ver las virtudes de los demás, ¡te será más fácil amar a toda clase de personas!
La Unidad Universal
La humanidad es un solo cuerpo. Si rebanas una zanahoria y accidentalmente te cortas un dedo, ¿acaso tomas el cuchillo y te cortas la otra mano para vengarte? Por supuesto que no. ¿Por qué? Porque la otra mano también forma parte de ti. El incienso en el Templo Sagrado era una mezcla de varias especias. Todas eran fragantes excepto por una, cuyo aroma era penetrante y desagradable. Si el incienso era preparado sin la totalidad de sus ingredientes, incluyendo el que olía fuerte, era inutilizable. Así también, cada judío es parte integral del todo y nadie es prescindible.
Cuando nos damos cuenta de que somos un sólo pueblo, entonces el herir al otro – "devolverle con la misma moneda" – es tan ridículo como auto-inferirte una herida. Por eso es que la Torá nos ordena amar al prójimo "como a ti mismo". Herir a otra persona es tan tonto como cortarte la otra mano con el cuchillo.
Por supuesto, la realidad es que nuestros cuerpos son unidades independientes. Cuando una persona come, los demás no reciben alimento. Si te enfocas en los aspectos "corporales" de los demás, eso es inherentemente divisivo.
Intenta enfocarte en el alma de la otra persona. Cuando una persona estudia, la otra crece. Es como en una cancha de fútbol, si uno marca un gol, todos ganamos porque somos una unidad. No serás menos porque el otro es más sabio; más bien, eso te permite adquirir sabiduría. Tus conocimientos me ayudan. Me puedes enseñar. En cambio, si eres un hombre rico, eso me dificulta un poco más volverme un hombre rico. Esa es la diferencia entre la espiritualidad y el materialismo.
Las almas son una unidad. Es como si dos hombres viajaran en un bote y uno empezara a perforar el piso. "¿¡Qué haces!?", le grita su amigo. "No te preocupes", responde el primero. "Sólo estoy perforando debajo de mi PROPIO asiento!". El agujero en la capa de ozono no discrimina. Las drogas, el crimen y la violencia no conocen límites. El concepto judío de "Tikún Olam" significa que cada uno de nosotros es responsable de recomponer el mundo, al máximo de nuestras capacidades.
El Amor Comienza en Casa
No le creas a nadie que predica "amar al género humano" pero tiene una relación pésima con su propia familia. Si es incapaz de ver virtudes en su propio hermano, ¿cómo podría entonces verlas en los demás?
Para poder amar a la humanidad, debemos comenzar con nuestra propia familia. La progresión psicológicamente sana consiste en amar a nuestros padres y luego a nuestros hermanos, cónyuges e hijos. De ahí, la meta consiste en amar a los demás en la misma forma que un padre ama a su hijo: nada se interpone. El matrimonio es un buen campo de entrenamiento. Te enseña a identificarte con otra persona tan intensamente como contigo mismo.
Existe un amor, no obstante, que debe preceder a todo. La Torá dice que debes amar a tu prójimo como "a ti mismo". Por ello, no es realista amar a tu prójimo a menos que primero te ames a ti mismo. Si te sientes insatisfecho contigo mismo, no puedes amar al resto. Para que el amor sea verdadero, debe fluir desde ti hacia el exterior. Una técnica sencilla consiste en centrarte en tus virtudes. Cada día, congratúlate por tus características positivas. ¿Eres un buen amigo? ¿Un trabajador esforzado? ¿Ambicioso? ¿Sincero? Siéntete contento con tus puntos fuertes.
Revisa Tu Medidor
Supón que tienes un conocido y, el día menos pensado, descubres que es tu hermano perdido. ¡Inmediatamente querrás saber todo acerca de él! ¿Qué ocurrió? ¿Acaso no es la misma persona a quien conocías ayer? Su personalidad y sus virtudes no cambiaron un ápice. ¿Por qué ese repentino interés de tu parte? Porque ahora te sientes más motivado a amarlo. Analízate: ¿Cómo te sientes acerca de los demás? ¿Cómo reaccionas instintivamente cuando un extraño entra a la sala? ¿Sientes una ola de afecto, o acaso tu primera respuesta es contenerte? ¿Tienes ganas de saber todo acerca suyo, o piensas que eso sería entrometerte?
El Talmud relata que el sabio Hilel era acosado constante por una persona. Hilel respondía siempre: "Hijo mío, ¿cómo puedo ayudarte?". Hilel decía siempre "hijo mío" para crear un vínculo emocional, como si hubiera procreado a esa persona. Cuando hablas con los demás como si fuesen extraños, eso es todo lo que serán. Pero si te acostumbras a dirigirte a las personas como amigos o hermanos (sin un tono de superioridad), entonces se te hará mucho más fácil amarles. Piensa en tres cosas que harías si descubrieras que tu vecino es el hermano que perdiste hace tanto tiempo. ¡Luego llévalas a cabo! (verás que las personas responden de forma muy positiva al ser objetos de tu afecto). Empieza a tratar a todos con más consideración y respeto. Cada vez que te topes con una persona difícil, intenta pensar: "Si fuera mi hijo, ¿cómo lo trataría?". Por último, date cuenta de que todas las personas son hijos de Dios.
Una Historia de Amor Fraterno
Cuando una persona ama a otra, Dios se les une. Dos hermanos una vez heredaron una granja. Juntos, labraron la tierra durante años inspirados por su amor fraterno. Después de un tiempo, uno de ellos contrajo matrimonio, así que los hermanos dividieron la granja. El casado construyó un nuevo hogar y vivió ahí con su esposa, en tanto que el soltero permaneció en la vieja casona. Los hermanos siguieron trabajando sus granjas y de ahí obtuvieron el sustento.
El hermano casado llegó a tener una familia numerosa, con 10 hijos. El otro hermano siguió soltero.
Un buen día, el soltero pensó: "Tengo toda esta granja y todo este dinero, pero sólo debo preocuparme de mí. Mi hermano tiene 12 bocas que alimentar". A altas horas de la noche, tomó algunos manojos de trigo, trepó la colina que separaba a ambas granjas y dejó el trigo en el granero de su hermano.
Una noche, el hermano casado se puso a pensar: "Tengo una esposa e hijos maravillosos. Mi mundo es próspero. Pero mi hermano está solo. Todo lo que tiene es su trigo". De esta manera, a altas horas de la noche, tomó un manojo de trigo, subió la colina y a hurtadillas colocó el trigo en el granero de su hermano.
Así siguieron comportándose. Cada noche, los hermanos – cada quien por su cuenta – trepaban furtivamente la colina y dejaban trigo en sus respectivos graneros. Una noche, ambos hermanos se toparon en la cima de la colina. Inmediatamente entendieron que es lo que había estado ocurriendo y se unieron en un fuerte abrazo. Fue precisamente en ese sitio que Dios escogió edificar el Templo Sagrado, porque cuando un ser humano ama a otro, Dios los acompaña, ¡esa es la esencia de la vida!
Pongamos Esto en Práctica
Los 48 caminos dicen: "Lo externo despierta lo interno". Esto significa que incluso si se te hace difícil amar a los demás, todavía puedes hacer algo para demostrar amor, entendiendo que esto a la larga transformará tu mundo interior. He aquí una breve lista de ideas para ayudarte a amar a los demás:
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Cuando alguien se siente mal, demuestra compasión.
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Esfuérzate por evitar que alguien sufra una pérdida monetaria.
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Visita a alguien que está enfermo e intenta ayudarle.
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No avergüences a nadie, especialmente en público.
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No chismees sobre los demás.
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No te vengues ni guardes rencor.
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Sonríe: tu alegría afecta positivamente a los demás.
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Demuestra respeto hacia los ancianos.
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Ayuda a una persona necesitada de tu comunidad.
¿Por Qué "Amar a La Humanidad" es un Ingrediente de la Sabiduría?
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Para aprovechar tu potencial a plenitud, debes amar a la humanidad. El éxito de los demás también es tuyo.
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Mientras más amor tengas en tu vida, más feliz y eficiente serás.
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Si no valoras la existencia de los seres humanos, reniegas uno de los mayores placeres de la vida.
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Amar a los demás te conecta con el mundo, con todas las facetas de la creación.
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El amor te ayuda a salir de los confines del "yo" e ingresar al extenso campo del "nosotros".
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Aprecia el valor de cada virtud.
Por las Sendas Antiguas

