
Así se queda Yitsjak en Guerar. Dice que su esposa es su hermana pensando que así los hombres no le matarán por su causa, porque es muy bella. Después de un tiempo el rey Avimelej descubre que son esposos y reprende a Yitsjak por haberle engañado a él y a su pueblo. Luego ordena a su pueblo que no toquen al hombre y a su mujer.
Después Yitsjak siembra en la tierra y recibe ese año una cosecha de cien medidas, por causa de la bendición del eterno.
Segunda aliyá, 26:6-12
26:8 “y sucedió que después de haber estado allí largo tiempo, Avimelej, rey de los filisteos, miró por una ventana, y he aquí, vio a Yitsjak acariciando a Rivká su mujer.”
El hebreo dice: “arjú lo sham ha-yamim” que literalmente significa que los días se le alargaron allí. No es la misma expresión que en 21:34 “yamim rabim”.
26:10 “y Avimelej dijo: ¿Qué es esto que nos has hecho? Porque alguno del pueblo fácilmente pudiera haberse acostado con tu mujer, y hubieras traído culpa sobre nosotros.”
Hay dos tipos de culpa, personal y colectiva. Cuando un individuo peca, es responsable de su propio pecado delante del eterno. Ahora, los pecados de ese individuo también afectan el colectivo que pertenece, su familia, su ciudad, su congregación, su nación etc. si los líderes del colectivo no condenan el pecado del individuo, cuando es revelado, vendrá el juicio sobre todo el colectivo por ese pecado individual.
Hay un ejemplo de esto en el caso de aján en Josué 6-7. cf. 1 corintios 5. Así que la culpa colectiva es producida por las culpas personales no propiciadas de los individuos del colectivo que no son juzgadas y condenadas por el liderazgo del colectivo cuando son manifiestas. La culpa colectiva también es producida por los pecados cometidos por líderes, que son representantes del colectivo, o por todo el colectivo.
26:12 “y sembró Yitsjak en aquella tierra, y cosechó aquel año cien medidas. Y el eterno lo bendijo.”
Aquí vemos la fe de Yitsjak. Hashem (literalmente el Nombre) le había dicho que se quedara en la tierra y que le iba a bendecir. Esta promesa produjo tanta confianza en Yitsjak que, a pesar de la sequía, tomó la decisión de invertir en una siembra. Había calculado una cierta cantidad de cosecha pero la producción fue cien veces más.
Yitsjak obedeció al eterno al no ir a Egipto a buscar su bienestar. Esta actitud de sacrificio ante los placeres del mundo y confianza en la provisión divina desató el poder de resurrección del eterno de manera extraordinaria y el resultado fue cien veces lo esperado. Esto concuerda con las palabras de nuestro rebe (Maestro) en
Marcos 10:29-31: “Yeshúa (Jesús) dijo: en verdad os digo: no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa de la mesorá, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros.”
El Maestro dijo que se recibe esta recompensa “junto con persecuciones”. Y esto fue precisamente lo que pasó con nuestro padre Yitsjak.

Génesis 25:19-28:9
6°Parasha / Toldo
Bereshit / Génesis
14-Oct-15
2° Aliyá

