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Vayéshev   significa “Y se estableció”, “Y se Asentó”.

 

Primera aliyá, 37:1-11

 

Yaakov se establece en la tierra donde ha peregrinado su padre. Cuando Yosef tiene diecisiete años apacienta el re- baño con sus hermanos, los hijos de las concubinas de su padre. Yosef trae malos informes de ellos a su padre. Yaakov ama a Yosef más que al resto de sus hijos y le hace una túnica de colores. Por eso sus hermanos le tienen odio y no pueden hablarle bien. Yosef tiene dos sueños que producen aún más odio y envidia en ellos. Primero sueña que estaban atando gavillas en el campo y las gavillas de los hermanos se inclinaron ante su gavilla que se había levantado y puesto derecha. Luego sueña que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante él. Su padre le reprende por su segundo sueño pero lo guarda en su memoria.

 

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Primera aliyá, 37:1-11

 

37:1 “Y Yaakov habitó en la tierra donde había peregrinado su padre, en la tierra de Kenáan.”

 

La actitud de un peregrino es como la del que no tiene una morada fija, siempre está pensando en otro lugar. El que habita en un lugar no, este se establece y no aspira a otro lugar. Yaakov (Jacob) tiene el deseo de asentarse y dejar de ser peregrino. Esto, desde el punto de vista Espiritual es un error. El que quiere disfrutar de esta vida, y en ella tener toda su recompensa, sin estar consciente de que estamos de paso por este mundo, que tenemos otra morada preparada para la eternidad;  es como el que está intentando sacar de antemano lo que recibirá en el mundo venidero. Pero El Todo Poderoso no le permitió hacer esto y le sucedió el problema con Yosef.

Cuando no hay conflictos y todo va bien hay una tendencia de querer aflojarse y dormir espiritualmente. Los problemas y las luchas nos mantienen alerta y nos obligan a buscar al eterno. El hijo de Eloha (nuestro Dios) también tubo luchas y por ellas aprendió la obediencia a través de los sufrimientos, como está escrito en

Hebreos 5:8: “aunque era hijo, aprendió obediencia por lo que padeció”

 

Debemos aceptar los sufrimientos y los problemas y así aprender la obediencia. Es más, los mismos sufrimientos que pasamos en el Olam hazé, este siglo,  producen  una gloria que permanecerá en el Olam habá, el siglo venidero, como está escrito en 2

Corintios 4:17: “Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación”

 

Está escrito en Romanos 8:16-18: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Eloha, y si hijos, también herederos; herederos de Eloha y coherederos con el Mesías, si en verdad padecemos con él a fin de que también seamos glorificados con él. Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.”

 

Para ser herederos en el siglo venidero hay que padecer con el Mesías. Cuanto más suframos ahora más gloria tendremos entonces, como está escrito en

 1 Pedro 1:7: “Para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Yeshúa (Jesús) el Mesías”

 

En 1 Pedro 4:13: “Antes bien, en la medida en que compartís los padecimientos del Mesías, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría.”

 

En hebreos 11:35: “otros fueron torturados, no aceptando su liberación, a fin de obtener una mejor resurrección.”

 

37:2 “Esta es la historia de las generaciones de Yaakov: Yosef...”

 

La historia de una persona sigue en sus hijos. Pues no dice que es la historia de Yosef, sino de Yaakov. En el capítulo 38 encontramos el relato de la vida de Yehudá. Estos dos, Yosef y Yehudá, son los dos hijos más importantes de Israel. Alrededor de estos dos giran toda la historia de salvación del eterno. Yosef llegó a ser el padre de Efrayim, que es el ancestro de la tribu principal de la casa de Israel, las diez tribus del norte que eventualmente se separarían de las dos tribus en el sur. Yehudá es el ancestro del pueblo judío y del Mesías. La primogenitura pasó a los hijos de Yosef, como está escrito en

1 Crónicas 5:1-2: “Y los hijos de Reuvén, el primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como profanó la cama de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de Yosef, hijo de Israel; de modo que no está inscrito en la genealogía conforme a los derechos de primogenitura; aunque Yehudá prevaleció sobre sus hermanos, y de él es el príncipe, los derechos de primogenitura pertenecían a Yosef)”

 

Esta es la razón por la que aparecen entrelazados los relatos de Yosef y Yehudá en esta sección de las escrituras.

 

A través de Yaakov el eterno está cumpliendo su propósito en el mundo. El pueblo de Israel y el Mesías son el medio del Eterno para bendecir el resto de la humanidad. Todos estos relatos son narraciones preparatorias para la introducción de Mashiaj en Israel y el mundo. Si desconectamos al Mesías de los relatos de la Torá (pentateuco de la Biblia) creamos un Mesías falso, un ser híbrido sin realidad histórica. El Mesías está íntimamente conectado con la historia de Israel. Por esto podemos encontrar en los relatos acerca de Yosef y de Yehudá sombras proféticas que señalan hacia el Mesías Yeshúa (Jesús). Estos textos dan paso a la proclamación de Yeshúa (Jesús) como el Mesías “ben Yosef”, hijo de Yosef, y el Mesías “ben David”, hijo de David.

 

37:2 “Yosef, cuando tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño con sus hermanos; el joven estaba con los hijos de Bilhá y con los hijos de Zilpá, mujeres de su padre. Y Yosef trajo a su padre malos informes sobre ellos.”

 

Los cuatro hijos de las concubinas no se portaban bien y Yosef habló mal de ellos ante su padre. En lugar de reprenderles a ellos y aclarar posibles malos entendidos habló con su padre, lo cual constituye el pecado de “Lashón hará”, lengua de maldad. Los rabinos enseñan que por esta mala lengua luego tenía que estar en la cárcel durante 10 años.

 

37:3  “Y amaba Israel a Yosef más que a todos sus hijos, porque era para él el hijo de su vejez; y le hizo una túnica de muchos colores.”

 

Hay varias razones por las que Israel amaba a Yosef: Era el hijo de su vejez, era el hijo de su esposa preferida, tenía mucho en común con él mismo.

Yaakov y Yosef se parecían en muchos aspectos:

•    Ambos tenían una madre estéril y nacieron por una intervención divina.

•    Ambos fueron odiados por sus hermanos.

•    Ambos experimentaron como sus hermanos querían matarlos.

•    Ambos se hicieron ricos.

•    Ambos se casaron fuera de la Tierra.

•    Ambos fueron acompañados por ángeles.

•    Los suegros de ambos fueron bendecidos por causa de ellos.

•    Ambos viajaron a Mitsrayim.

•    Ambos pidieron que sus huesos fueran trasladados a la Tierra prometida.

•    Ambos murieron en Mitsrayim.

 

37:4  “Y vieron sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos; por eso lo odiaban y no podían hablarle amistosamente.” 

La lucha entre hermanos depende, hasta cierto grado, de la tensión que hay entre los padres. Los hijos son el reflejo de sus padres. La “poca” envidia que hubo entre las madres se multiplicaba en los hijos y se transformó en envidia de muerte. La razón por la que esta envidia llegó a tal extremo fue el favoritismo que mostraba Yaakov hacia uno de sus hijos. No es lo mismo reconocer las buenas cualidades de un hijo que tener favoritismo. Como padre, es necesario destacar las cualidades buenas de todos los hijos y no hacer comparaciones entre ellos. Las comparaciones crean muchas luchas innecesarias. Cada hijo es diferente y tiene diferentes dones y cualidades, unos más que otros. Pero esto no significa que uno es mejor que el otro. El que tiene más dones tiene más responsabilidad y hay que exigirle más, como está escrito en

Lucas 12:48: “a todo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que mucho le han confiado, más le exigirán.”

 

Para ser buenos padres hay que tratar con nuestros hijos de la misma manera como el Padre celestial trata con sus hijos, como está escrito en

Efesios 6:4: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del señor.”

 

Y en Hebreos 12:7-11: “Es para vuestra corrección que sufrís; Eloha os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes,  entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia.”

 

A pesar de la situación crítica en la familia de Israel, e incluso por medio de estas tensiones familiares, Hashem, en su infinita sabiduría, lleva a cabo su plan de salvación para Israel y el mundo. Él puede valerse hasta de los problemas que trajeron nuestra carnalidad para cumplir su propósito.

 

Como Leá se sentía menospreciada por Yaakov, porque él prefería a Rajel antes que a ella, tal vez pasó su sentimiento pasó a los hijos.

 

37:2a  “Yosef, cuando tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño con sus hermanos”

 

El nombre Yosef significa “quitará” y “añadirá”, y es una referencia al Mesías que vino para morir para quitar el pecado de Israel y el mundo y sus consecuencias y resucitar para añadir a los gentiles dentro del pueblo escogido.

 

“apacentaba el rebaño” Como Yosef era un pastor también el Mesías, según Juan 10:11 donde dice: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas.”

 

 

 

 

 

 

 

 

37:3-4 “Amaba Israel a Yosef más que a todos sus hijos... su padre lo amaba más que a todos sus hermanos”

 

El Padre celestial dice de Yeshúa (Jesús) en Mateo 3:17: “Este es mi hijo amado en quien me he complacido.”

 

37:7 “he aquí, estábamos atando gavillas en medio  del campo, y he aquí que mi gavilla se levantó y se puso derecha, y entonces vuestras gavillas se ponían alrededor y se inclinaban hacia mi gavilla.”

 

Las gavillas hablan de una cosecha que tiene mucho que ver con la vida de Yosef y del Mesías. La cosecha es un producto de la nueva vida como consecuencia de la muerte de los granos.

 

“mi gavilla se levantó” – alude al levantamiento de Yosef y a la resurrección del Mesías de entre los muertos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“vuestras  gavillas se ponían alrededor y se inclinaron”  – Muestra que después del levantamiento de Yosef y la resurrección del Mesías habría un reinado. También muestra que todas las tribus de Israel tendrán que reunirse alrededor de Mashiaj para obedecerle con reverencia.

 

37:8 “le odiaron por sus palabras”

También Yeshúa fue odiado por sus palabras.

 

Está escrito en Juan 15:22-25; 17:14: “Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me odia a mí, odia también a mi Padre. Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me han odiado a mí y también a mi Padre. Pero han hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: “Me Odiaron sin Causa.”... Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”

 

37:9 “el sol, la luna y once estrellas”

El sol hace referencia a Yaakov, la luna hace referencia a la madre y las once estrellas se refiere a los hijos de Israel, conferenciar. Génesis 15:5; 22:17; 26:4.

 

Este sueño no se ha cumplido en Yosef. En primer lugar no vivía su madre Rajel (Raquel). Bilhá se había ocupado de él y su hermano Binyamín desde la muerte de Rajel.

El padre dice que es imposible que él y su madre se inclinen ante él. Esto tiene dos sentidos. Por un lado Rajel ya estaba muerta y no podría inclinarse ante Yosef. Por otro lado era absurdo que un padre se inclinara ante su hijo, lo cual no pasó en Mitsrayim. Así que este sueño es una muestra de que Yosef es una figura profética del futuro Mesías.

Este mensaje muestra que todos aquellos hijos de Israel que son estrellas se inclinarán ante el Mesías, incluso los

Mismos  patriarcas,  Avraham,  Yitsjak  y  Yaakov. La  Torá muestra aquí que el Mesías es mayor que los padres.

Este sueño profético es también una evidencia acerca de la resurrección de los muertos. Si Yaakov y Bilhá, y mucho menos Rajel,  no se inclinaron ante Yosef en Mitsrayim, tiene que haber una resurrección de entre los muertos para que esta profecía tenga cumplimiento. Entonces Rajel, la madre de Yosef, se inclinará ante Mashiaj ben Yosef (Mesías hijo de José), que es Yeshúa (Jesús) hijo de Yosef (hijo de José).

La resurrección está relacionada con el sol, la luna y las estrellas, según

1 Corintios 15:41-42: “hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las estrellas; pues una estrella es distinta de otra estrella en gloria. Así es también la resurrección de los muertos.”

 

En Revelación (Revelación) 12:1-2, 5-6: “Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Estaba encinta, y grita, estando de parto y con dolores de alumbramiento... Y ella dio a luz un hijo varón, que ha de regir a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Eloha y hasta su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Eloha, para ser sustentada allí, por mil doscientos sesenta días.”

 

La mujer simboliza el pueblo de Israel que dio a luz a Yeshúa (Jesús) que fue arrebatado hasta el trono de Eloha poco antes de la dispersión del pueblo judío por la invasión Romana en los años 70 y 135.

 

37:11 “Y sus hermanos le tenían envidia” – Mateo 27:18 dice: “Porque él (Pilato) sabía que le habían entregado por envidia.”

1° Aliyá

9 °Parasha/ Vayeshev
Bereshit / Génesis
Génesis 37:1 -  40:23
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