

Temas de Interés
Camino #39:
Comparte el Dolor
Rab Noaj Weinberg zt''l,
Camino #39: Comparte el Dolor
Un corazón roto es peor que un brazo roto. Sensibilízate con el dolor de los demás, esto te brindará claridad y energía para vivir.
Por favor ten en mente que tu estudio de los “48 Caminos Hacia la Sabiduría” sea en mérito de Rab Noaj Weinberg zt''l, el querido fundador de Aish HaTorá – Israel Noaj ben Itzjak Matityahu.
Cuando estás deprimido, ¿alguna vez alguien te ha dado una palmada en la espalda y te ha dicho "¡Anímate, tienes toda la vida por delante!"? Es probable que hayas querido darle un golpe en la mandíbula. ¿Por qué? Porque a pesar de que él está tratando de ayudarte, en realidad no sabe cómo te estás sintiendo.
El camino 39 de los 48 caminos es "Nosé beol im javeró" que literalmente significa "carga con el dolor de tu amigo". En otras palabras, toma conciencia y comparte el dolor de los demás. No puedes ir por la vida como si fuera una carrera de obstáculos: “Cuidado, he aquí un ser humano, manipúlalo, empújalo, obtén un punto, ponte por encima de los demás”. Esa no es la manera de hacerlo, debes compartir el dolor.
Cuando alguien está herido físicamente, la gente ayuda. Si hay un tajo en un dedo, todos corren buscando una venda, agua, resucitación cardiopulmonar, lo que sea necesario. Pero cuando el dolor es emocional o espiritual, si alguien está deprimido o sufriendo, no sabemos qué hacer y es por eso que evitamos esas situaciones. Sin embargo, estos son los momentos para ir más allá, y aprender a compartir el dolor de otros, porque un corazón roto es peor que un brazo roto.
Si queremos vivir en un mundo "humanitario", tenemos que aprender a no ensimismarnos, y tenemos que tratar de sentir los problemas de los demás. No se puede vivir con los ojos vendados en un mundo "donde no existe nadie excepto yo". Pensar sólo en nuestro propio interés nos aísla de las experiencias fundamentales de la vida. Eso es poco civilizado.
Ponte en su lugar
El primer paso para compartir el dolor es ver a los demás como personas de verdad, no como objetos. Muchas veces saludamos a la gente con un caluroso "¿Cómo estás?". Esta es una conducta socialmente aceptada - ¡pero a decir verdad, lo último que queremos oír es cómo se sienten!
Ponte en sus zapatos. Piensa que sus problemas son tus problemas. ¿Cómo se siente en su primer día en el trabajo? ¿Cómo se siente mudarse a un nuevo vecindario? Pregúntate: Si yo fuera él, ¿cómo me sentiría? El hombre detrás del escritorio en el correo tiene un trabajo difícil. ¿Qué está sintiendo? O si alguien te empuja en el autobús - piensa que quizás está bajo mucha tensión.
Tómatelo en serio, pues notarlo no es suficiente. También tienes que sentirlo con él. Su problema es tu problema. Si está deprimido, siéntelo con él. ¿Cómo se siente ser viejo? ¿Débil? ¿Un poco sordo? ¿No tener dientes? ¿Qué tus padres mueran?
Concéntrate y siéntelo de verdad. Por ejemplo, cuando hables con ancianos, trata de imaginártelos como personas creativas y dinámicas que alguna vez fueron tan jóvenes como tú. ¿Y qué hay de los niños? Es fácil tratarlos como juguetes, olvidando que son muy perspicaces y sensibles.
Todos sentimos dolor
Date cuenta de que todo el mundo tiene múltiples dolores con los que lidiar - estén o no conscientes de ellos. Todos tenemos problemas con nuestra dignidad, planes inconclusos, fracasos, dudas, ineptitudes. Es parte del desafío de vivir la vida.
A pesar del dolor, muchas veces la gente oculta sus verdaderas emociones. No supongas que lo que se ve por fuera siempre es un reflejo del interior. Alguien puede verse fuerte y disciplinado - pero adentro puede estar terriblemente confundido.
Mira detenidamente a la gente e imagínate lo que está ocurriendo en su interior. Date cuenta de que los problemas, sueños y deseos de los demás son igual de reales que los tuyos. Al igual que tú, todos ellos sienten dolor. Concéntrate en esto preguntándote "¿Cuál es su dolor?". Utiliza tu imaginación para sentir cómo esto los puede estar abrumando.
Sé observador. ¿Esta persona está feliz o triste? ¿Es débil o fuerte? ¿Es temerosa o segura de sí misma? Presta atención y podrás compartir sus problemas.
¿Cuál es su punto de vista?
A todos se nos dio el poder de la percepción -- instintivo, emocional o intelectual -- que usamos para evaluar a la gente. Hacemos esto inconscientemente. Cuando alguien se sienta al lado tuyo en un avión, ya lo estás descifrando. Tenemos la capacidad. Ahora úsala de una manera más consciente. Todos nos enfrascamos en peleas verbales con otras personas y pensamos "cómo es posible que piensen de esa manera!". Por eso, también debemos aprender a ver al mundo desde el punto de vista de los que nos critican.
Supongamos, por ejemplo, que tus padres te están sermoneando acerca de cómo estás malgastando tu vida. (En otras palabras, no estás haciendo lo que ellos esperan de ti.) No respondas de mala manera, o intensifiques la pelea, ni intentes ganarles con insultos. En vez de eso, ponte en su lugar, siente su ansiedad, y reflexiona sobre cómo te sentirías si tuvieras un hijo que te preocupara. ¿Qué los está molestando? Están preocupados por mí. ¿Qué ven? Están ansiosos, piensan que estoy desperdiciando mi vida y se sienten mal por ello. Date cuenta de que los demás tienen puntos de vista distintos del tuyo. Tómate el tiempo para introducirte en su mundo y ver lo que piensan. No te apures en tratar de imponer tu opinión; pregúntales la suya. Escucha. Ver las cosas desde el punto de vista de otro, por lo menos reduce tu enojo y aumenta tu sentido de la empatía.
Cómo discutir de manera sensible
Cuando tengas un desacuerdo con alguien, no pienses solo en la lógica y justicia de tu punto de vista. Siente su problema. ¿Será que algo le impide ver la verdad? Tienes que sentir dónde es que tu amigo se encuentra atrapado. Él no quiere admitir que cometió un error, así que no lo molestes. Probablemente no le guste la conclusión porque sería incómodo para él, así que relájalo. No tomes represalias contra la gente como si fueran objetos. Si tu jefe no hace su trabajo, puede que necesite alguien que lo guíe, o quizás necesita un poco de apreciación. De igual manera, cuando le estés enseñando a alguien no te comuniques en una sola dirección. Ve si esa persona te está oyendo, si te está escuchando, si está interesada, aprobando, negando, si tiene energías, si se encuentra agitada, contenta. Tienes que sentirlo. Esa es la percepción.
Esto va para ti también. Cuando tienes un profesor que está comunicando conocimientos, ve más allá de sus palabras. Trata de darte cuenta de lo que significa para él a nivel personal. Te estás metiendo en otra dimensión. Esa es la forma de aprender la sabiduría.
Comparte el dolor
Para poder apreciar los problemas que tiene una persona ciega, intenta estar con los ojos vendados por un día. O ve al hospital y visita pacientes que han perdido alguna de sus extremidades. Esto convierte el dolor de los demás en algo palpable y serás más receptivo cuando otros necesiten ayuda.
Cuando una persona sabe que entiendes lo que está sintiendo, el dolor se aliviana en forma instantánea. Imagínate que el padre de un amigo acaba de morir. Te diriges a él, y aunque éste no quiera hablar, el solo hecho de sentarte a su lado hace su dolor más soportable. Él sabe que estás ahí compartiendo su dolor con él. Esto también se aplica a los enfermos. Tu visita puede hacerlos sentir mejor - hasta más saludables. Si te tomas el tiempo y otro ser humano sabe que sientes su dolor, has alivianado su carga. Deja a las personas saber que sientes su dolor: "Estás deprimido. Sé cómo te sientes". Puedes no estar consciente de ello, pero sí ayuda. Aliviana la carga. Yendo más allá, no sólo sientas empatía. Ve si hay alguna manera de involucrarte directamente para ayudar a alivianar el dolor.
Ya has estado ahí
A veces sucede que una persona pobre se vuelve rica y desde ese momento, evita adrede el contacto con gente pobre. Los recuerdos son demasiado dolorosos. El judaísmo dice lo contrario: Siempre que hayamos pasado por lo mismo que otra persona está sufriendo, tenemos la obligación especial de demostrar empatía. Por eso dice: "Amarás al forastero porque fuisteis forasteros en Egipto". La experiencia judía en Egipto nos hace más sensibles a las situaciones difíciles de los demás. Lo podemos sentir porque hemos estado en esa situación. Aunque hayan sido nuestros ancestros, nuestra memoria colectiva nacional crea una obligación especial de ser sensibles.
Todo comienza en el hogar
El primer lugar para poner en marcha estas ideas es con la familia y los amigos. Una falta de entendimiento y empatía es la razón principal por la que las familias pelean. Cuando llegues a casa, ponte en el lugar de tu cónyuge para saber por lo que está pasando. Siente lo que tiene que soportar cada día para lograr que la familia marche bien. Habla acerca de ello y demuestra que reconoces cuán duro trabaja. Descubre nuevas formas de ayudar. De igual manera, un adolescente que llega a casa y se tira en el sillón en frente de la televisión con un plato de comida es un insulto. Es como deambular por una casa llena de muebles, pero sin contenido humano, con "unidades madre/padre" para que paguen las facturas. Mira a tu madre cuando entres a casa. ¿Tendrá algo en mente? Enfócate en eso.
Especialmente acerca de la gente con quien tienes contacto constante, piensa:
-
¿Cómo se siente mi profesor hoy?
-
¿Qué siente mi cliente?
-
El carnicero, el panadero, ¿qué sienten?
-
¿Cómo se ven tus padres? ¿Cansados? ¿Extenuados? ¿Ansiosos?
-
¿Qué hay con tu esposa/o? ¿Hay alguna manera en la que puedas ayudar?
Tu mayor responsabilidad de cuidado es para con tus hijos. Los quieres y sientes su dolor de verdad. Pero, ¿puedes sentir cuál es su punto de vista? Eso a veces puede llegar a ser lo más difícil porque conlleva darnos cuenta de que son entidades independientes. Eso significa que debes dejar de pensar en tu propio dolor, motivado por el fracaso en lograr lo que tú quieres para ellos.
Lamentablemente, millones de padres se pelean con sus hijos. Quieren a sus hijos más que a nadie - pero transmiten desdicha y odio. ¿No es horrible? Sólo porque no se compadecen de la otra persona.
¡Mira cuán destructivo es no tener un poco de sabiduría!
Tendiendo la mano a la humanidad
Tarde o temprano tienes que expandir tus horizontes. Tienes que sentir el dolor de los demás, inclusive de quienes no conoces. De cualquier otra forma te vuelves insensible. El judaísmo nos dice que debemos ser sensibles especialmente hacia quienes son más vulnerables - por ejemplo viudas y huérfanos.
Vuélvete profundamente sensible a todo sufrimiento - inclusive al escuchar las noticias. Cuando escuches de una persona acuchillada a muerte, compadécela. Siente lástima por aquella persona que está aislada en su casa y no se puede mover. Date cuenta de lo que se siente ser pobre y lo que eso significa para la dignidad de una persona. Puedes caminar por ahí diciendo que eres una persona buena… puedes hablar de ello… pero a menos que lo sientas adentro, no estás realmente en los zapatos de los demás.
Siente compasión por las víctimas de la sociedad. Siente compasión por la víctima de un crimen. Siente compasión por las víctimas de la vejez. Siente compasión por las víctimas de la discriminación. Siente el sufrimiento de gente que nunca vas a conocer - las situaciones difíciles que atraviesan personas del otro lado del mundo. De cualquier otra forma no estarías tratando con algo palpable.
Compartir el dolor de los demás es la forma de salvar la distancia entre nosotros y el resto del mundo, así que busca si hay alguna manera de involucrarte y alivianar su dolor.
Sensibilidad a lo divino
Ve el dolor de Dios de igual manera. Dios sufre cuando el hombre sufre. Siente el dolor de Dios cuando Él ve a Sus hijos confundidos. Cuando tienes hijos, te das cuenta de que no puedes obligarlos a ser obedientes. No puedes deshumanizarlos. Debes dejarlos que cometan sus propios errores, por su propio bien. Tienen que ser independientes. Los seres humanos cometemos muchos errores y Dios (por así decirlo) sufre con nuestra locura. Siente el dolor de Dios. Él creó un mundo hermoso. ¡Míranos! Dios creó todo este potencial - y Él sufre viendo tanto desperdicio. Puede que decidas hacer algo al respecto…
Compartiendo la felicidad
En una boda judía, todos son partícipes de la felicidad de los novios. Eso es compartir su felicidad. ¿Por qué? Imagínate que acabas de tener un bebé y no hay nadie a quien decirle. O la chica acaba de decirte "sí" y no hay nadie a quien decirle. Caminas por la calle y exclamas: “¡Oigan! ¡Estoy comprometido! ¿¡Hay alguien a quien le importe?". Los seres humanos necesitan compartir su felicidad. Duele no poder compartir la felicidad. En una boda, estás ahí para compartir la felicidad de los novios. No sólo para comer. La felicidad compartida es enorme. La hace tangible. La hace completa.
A la larga, cuando compartimos inclusive las cargas negativas de otros, compartimos una sensación de felicidad. ¿Por qué? Porque ayudar a la gente es, en efecto, un placer, y cuando nuestro amigo supera su problema, la felicidad nueva es nuestra al igual que suya.
¿Por qué la "sensibilidad hacia los demás" es un ingrediente de la sabiduría?
-
Todos queremos ser personas buenas y ayudar a la humanidad. Para convertir este mundo en un lugar benigno, sé sensible con los demás y comparte con ellos.
-
Para tratar con las personas de una manera eficaz, debes saber cuál es su punto de vista. Si no puedes percibir su punto de vista, no estás llevando las cosas de forma inteligente.
-
Donde sea que te encuentres - ya sea en clases, en el trabajo, o en una reunión social - presta atención a la gente que te rodea. Apréndete su nombre, habla con ellos, observa sus estados de humor y escucha.
-
Si no sientes empatía por lo demás, por lo general terminas siendo parte de su dolor - por ejemplo, diciendo lo incorrecto cuando están sufriendo.
-
Cuando "compartimos el dolor" con una persona que está deprimida, nos inmunizamos contra esos estados de ánimo. Empezamos a ver la vida de una manera más objetiva y nos consolamos al saber que otras personas pueden estar sintiendo y viviendo las mismas cosas que nosotros.
-
Compartir el dolor de los demás nos conecta con la unidad intrínseca de la humanidad y el universo.
Publicado: 26/7/2009
Por las Sendas Antiguas

